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sábado, 20 de julio de 2013

Otelo

Autor: William Shakespeare
Género: Tragedia
Año: 1603
País: Inglaterra
Idioma: Inglés
Editorial Cometa de Papel, 1998
Páginas: 125
ISBN: 958-8012-56-2

¿Sabias que desde el año 2003 murieron 63.000 mujeres al rededor del mundo por crímenes pasionales? es decir, 21 de cada millón de mujeres murió por un crimen pasional, ya sea a manos de su pareja o ex pareja sentimental. [1]
En fin, el monstruo verde de los celos es algo que carcome a la mayoría de las parejas sentimentales en el mundo.
Bueno, sin más preámbulos este es un abre bocas del tema central que Shakespeare nos propone en una de sus más reconocidas tragedias. Otelo, el moro de Venecia, es una historia que nos muestra hasta donde puede llegar una persona a causa de los celos.
Otelo, es un moro, general al servicio de Venecia y está perdidamente enamorado de Desdémona, la hija de  un senador de Venecia, Brabancio. Sin más ni más, como es costumbre de los moros rapta a la joven Desdémona para casarse con ella. En medio de todo esto, se encuentra Yago el alférez de Otelo, que tras su envidia, odio y ambición, se ha propuesto en destruir a Otelo, usando toda clase de artimañas para envenenarle el corazón.
En Otelo, se puede apreciar los celos, la envidia, la avaricia, el engaño y el des amor; y como en todas las tragedias de Shakespeare, la muerte es un toque magno y funesto que corona con gran precisión la obra Shakespereana.
En sus cinco actos, la obra nos muestra un claro desarrollo de los conflictos internos en cada uno de los personajes y nos va llevando a las causas latentes en cada uno de ellos. Si bien la obra inicia con un amplio bagaje en cuanto a sucesos, el lector va entendiendo que fue lo que ocurrió anteriormente. Para el momento en que la lectura avanza se comprende más acerca del comportamiento de los personajes y que los llevó a comportarse y a hacer lo que hacen actualmente, y es en este punto que el lector ni nadie puede juzgar el obrar de los personajes, ya que es común pensar que los personajes Shakespereanos están locos o hacen lo que se les da la gana, pero a decir verdad, Otelo nos muestra seres humanos reales, que viven y sienten como nosotros, vuelvo y reitero, por eso Shakespeare siempre va a ser cercano a nosotros, porque sus personajes son lo que el ser humano siempre ha sido y siempre será, un ser "racional" lleno de carne y emociones, impredecible en sus comportamientos y que actúa de la manera más animal posible.
Ahora analicemos un poco a nuestros icónicos personajes. En primera instancia, el moro Otelo, un desentiende de Turco que se convierte en general del ejercito veneciano; es normal que nuestro personaje sea inseguro y tenga su cabeza llena de incertidumbre, pues es un negro en un país de blancos, que aunque sabe que se ha ganado su puesto con esfuerzo, sangre y dedicación, jamás a ser completamente aceptado, y aún sin importar su posición, el siempre va a ser el moro impuro que está en medio de blancos. Los celos de Otelo son naturales, pues debido a todas estas situaciones y circunstancias que lo rodean, se siente inseguro con respecto así mismo, por eso el debe ser el rudo y bravo soldado para poder mantener su puesto, y lo curioso es que el senado y los que lo rodean siempre buscan su caída y la manera de desbancarlo de su posición como general.
Desde la antigüedad hasta nuestros aparentes "tiempos post-modernos" se cree que el hombre negro es malo, es un villano, y que el hombre negro es bueno; partiendo desde este simple hecho verdadero Otelo jamás será visto como el héroe que él mismo afirma ser. Aunque Shakespeare no plantea un problema de racismo, pienso que el desprecio que los personajes de la obra sienten por Otelo es a causa de su color de piel.
Como no es posible que un negro sea feliz, generalmente va a existir un blanco que le haga la vida imposible. Cuando comencé a leer Otelo  por primera vez, me di cuenta que el protagonista en general es Yago, el alférez de Otelo, pues desde el inicio hasta parte del final Yago es quien dirige la obra y el comportamiento de los personajes, es como el titiritero que manipula sus marionetas a su antojo, y puede hacer que los demás hagan lo que él desee a través de la manipulación. Yago es como diríamos en mi país, un malnacido, una arpía, un manipulador, ¿por qué lo hace? porque odia a Otelo e intrínsecamente quiere ser él, lo manifiesta en algunas ocasiones en el transcurso de la obra, quiere ser general y quiere ser el esposo de Desdémona. Seguramente Yago piensa que Otelo ocupa la posición de un blanco, una posición que él es digno de ocupar.
Finalmente me gustaría hablar de Emilia, la esposa de Yago y acompañante de Desdémona. Esta mujer habla con toda la verdad y discurso que una mujer post-moderna daría en la actualidad. De hecho, una de mis citas favoritas las dice ella: ¿Es que las mujeres no tienen afectos, deseos de placer y fragilidad como tienen los hombres? Entonces que nos traten bien, o sepan que el mal que hacemos son ellos quienes nos lo enseñan. Acto IV, Escena III.
Por último, i deseas ver tu alma reflejada en un espejo, deberías tomar cualquier obra de Shakespeare y saber que eso es lo que tu eres, Otelo es un claro ejemplo de ello.

Si quieres saber si eres una persona celosa e insegura, o si sientes que el demonio verde te posee, encontré un test de lo celos en Internet, el cuál es muy bueno y puede analizar la capacidad de una persona para sentir esta clase de "enfermedad emocional".

Mi experiencia con Otelo

Tengo unaacierta deuda con Shakespeare. Si se detienen a revisar un poco mi blog se darán cuenta que tengo varias reseñas de libros de nuestro prolífico dramaturgo, si se preguntan por qué, la respuesta está en Otelo.
Orson Welles, Otelo 1952.
Todo comenzó el primer día que entre a estudiar actuación en el Teatro Libre de Bogotá, el maestro de actuación nos asigno algunas obras para leer al azar y así saber que obra quería montar con mi clase. Sorpresivamente a mi me tocó Otelo, analicé la obra, vi algunas películas, y en 8 días hice la más patética y ridícula versión del magno Otelo. Dios, no quiero hablar de eso, fue tan, pero tan patético que el maestro no sabia que decir, o más bien, lo dijo muy claro, pero estoy seguro de que se abstuvo a decir más. Es decir, la interpretación que yo le di a Otelo fue totalmente equivocada y errónea. En fin, desde ese día de frustración siento que tengo una deuda con Shakespeare y me he propuesto estudiarlo y leer todas sus obras; pero sobre todo, tengo una deuda con Otelo. Esta no es la primera vez que re leeré a Otelo, lo leeré y lo seguiré leyendo para así poder entenderlo y hacer una representación única y fiel a lo que Otelo realmente es.

CITAS
  • Yago: Porque, señor, tan verdad como sois Rodrigo, que a ser yo el moro, no quisiera ser Yago. Al servirlo, soy yo quien me sirvo. El cielo me es testigo; no tengo al moro ni respeto ni obediencia; pero se lo aparento así para llega a mis fines particulares.
  • Padres, no os fiéis desde hoy de las almas de vuestras hijas por lo que las veis obrar. ¿No existen encantos que permiten abusar de la juventud y la inocencia? ¿No habéis leído de estas cosas?
  • El hombre robado que sonríe, roba alguna cosa al ladrón; pero así mismo se roba el que se consume en un dolor sin provecho.
  • Si la balanza de nuestras existencias no tuviera un platillo de razón para equilibrarse con otro de sensualidad, la sangre y bajeza de nuestros instintos nos llevaría  a las consecuencias más absurdas.
  • El buen vino es un buen compañero si se le trata bien, no reclaméis más contra él.
  • Yago: ¡Oh, mi señor, cuidado con los celos! es el monstruo de ojos verdes, que se divierte con la vianda que le nutre. Vive feliz el cornudo que, cierto de su destino, detesta a su ofensor; pero ¡oh, qué condenados minutos cuenta el que idolatra y, no obstante, duda quien sospeche y, sin embargo, ama profundamente!
  • ¡Cielo clemente libra de los celos a las almas de toda mi casta!
  • Otelo: Juro que vale más ser engañado mucho que saber solo un poco. 
  • Hay en estos horas millones de hombres vivos que se acuestan de noche en lechos compartidos por todo el mundo, y se atreven a jurar que son suyos propios.
  • Es el castigo de la puta, engañar a mil y ser engañada por uno.
  • Emilia: Yo creo que cuando las mujeres caen, la falta es de sus maridos; pues o no cumplen con sus deberes y vierten nuestros tesoros en regazos extraños, o estallan en celos mezquinos imponiéndose sujeciones; o nos pegan y reducen por despecho nuestro presupuesto acostumbrado.
  • Sepan los maridos que sus mujeres gozan de sentidos como ellos; ven, huelen, tienen paladares capaces de distinguir lo que es dulce de lo que es agrio como sus esposos.
  • ¿Es que las mujeres no tienen afectos, deseos de placer y fragilidad como tienen los hombres? Entonces que nos traten bien, o sepan que el mal que hacemos son ellos quienes nos lo enseñan.
  • ¡Esta noche hago mi suerte o me destruyo por completo!

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