Desde Aristóteles hasta Valle-Inclán
Ramón del Valle-Inclán es uno de los
escritores españoles más importante del siglo XX en lengua española, y se
caracteriza por la creación de personajes esperpénticos que, de acuerdo al
mismo Valle-Inclán es la deformación de la realidad del ser humano a través de
lo grotesco y lo fanfarronesco. Por
ejemplo, si se piensa en la pintura primitista, esos trazos hechos sobre las
rocas que representan al hombre y situaciones de su vida cotidiana de una
manera salvaje y primitiva, o en la selección de pinturas negras del pintor
español Francisco de Goya que representa le deformación de la realidad del
hombre por medio de la estética. Siendo estos dos ejemplos la relación visual
más cercana de lo que representa el esperpento valleinclanesco. Ahora bien, la
creación del esperpento surge de la idea del autor de retratar con palabras la
otra realidad de las personas, por ejemplo, es como si se pusiera a alguien
enfrente de un espejo cóncavo, el reflejo de ése espejo refleja el esperpento
expuesto por el escritor. Su obra es el espejo cóncavo de la sociedad española
de siglo XX, mostrado campesinos, herreros, carpinteros, afiladores, brujas,
hacendados, militares y políticos envueltos en situaciones de infidelidad,
corrupción, brujería, asesinatos atroces y que, de acuerdo al autor, presentan
movimientos bruscos y repetitivos en sus acotaciones, como los de una marioneta
que, en ocasiones salen de toda lógica humana y pensamiento común. De hecho,
Ramón del Valle-Inclán escribe muchas de sus piezas teatrales para que sean representadas
por marionetas, pues son ellas las que con sus movimientos pueden representar
con fidelidad la visión del escritor sobre su puesta en escena. Las piezas
teatrales escritas por Valle-Inclán tiene cierta similitud con el teatro del
absurdo, por algunas de sus acotaciones puestas en sus obras que carecen de
sentido lógico y razón; sin embargo, una de sus principales diferencias es que
las obras de Valle-Inclán no rompen con la estructura aristotélica de inicio,
desarrollo y final y, al igual que Aristóteles, lo esperpéntico en las obras de
Valle-Inclán, aparte de su estética, son sus historias, los hechos y la fábula,
el conflicto expuesto por Valle-Inclán ya es esperpéntico. Por lo cual, en el
siguiente escrito se busca encontrar la respuesta a la pregunta ¿Cómo Ramón del
Valle-Inclán en “Los cuernos de Don Friolera” da paso al teatro del absurdo sin
romper con la estructura aristotélica?
En
primer lugar, para entrar a hablar de Valle-Inclán y su esperpento es necesario
definirlo. Se podría definir el esperpento como la deformación de la realidad y
la sociedad, mostrándola de una manera fanfarronesco.
El autor muestra una realidad alterna y grotesca que parte de la estética y el
conflicto. En la obra “Los cuernos de don Friolera” los personajes se muestran
feos y desaliñados, no sólo físicamente, sino que esa fealdad exterior es
producto de lo desaliñado y grotesco de su interior. De igual modo,
Valle-Inclán ve a sus personajes desde arriba, como pequeños enanos
esperpénticos, o como marionetas. El esperpento es la deformación de los
valores y la realidad, que se refleja en lo externo. De igual modo, Amalia
Iriarte toma "Los cuernos de don Friolera" para definir el esperpento
como la otra manera, o la otra realidad. "Esta forma de concebir cl arte
Don Manolito se irá perfilando a lo largo del diálogo como la otra
manera." (Iriarte, 1998 p. 76)
Además,
es importante mencionar que primero fue Ramón de Valle-Inclán antes que Eugene
Ionesco y Samuel Beckett en el sentido artístico y literario, pues de alguna
manera, aunque ambos pertenezcan al mismo siglo, el teatro del absurdo toma
algunas ideas del esperpento expuesto por Valle-Inclán a través de sus
marionetas. “Entre la forma y circunstancias del texto, y las enormidades que
éste expresa, discrepancias constantes en el diálogo esperpéntico, vecina de lo
que muchos años después se denominará TEATRO DEL ABSURDO” (Iriarte, 1998 p. 116).
Es decir, el teatro del absurdo toma características del esperpento de
Valle-Inclán, por ejemplo, si se analiza a Valadimir y Estragón vestidos como
indigentes y royendo huesos de pollo que
les tiran, es similar al Ciego de Gondar, propuesto primeramente por
Valle-Inclán, rogando por caridad en el pueblo. Por lo cual, se puede decir que
el teatro del absurdo se apoya en Valle-Inclán para exponer sus personajes
carentes de razón lógica en situaciones grotescas e incómodas, como la
mencionada anteriormente. De igual manera, Amalia Iriarte cita a J. Lyon de la
siguiente manera
Much
of dramatic effect steams from the deliberte disparity of style and subjet
matter, between the burlesque rethotric of the speeches and the horrorific
nature of the situation (Iriarte, 1998 p. 116)
Gran
parte del efecto dramático proviene de la disparidad de estilo y de la materia
del sujeto, entre lo burlesco retórico de los discursos y el carácter
horrorífico de la situación
Ahora
bien, tanto en teatro del absurdo como Valle-Inclán primeramente, parten de
situaciones horroríficas y poco comunes
para exponer sus conflictos, como Ionesco en “La cabeza del rinoceronte” donde
todas las personas empiezan a adquirir cabezas de rinocerontes y hay estampidas
de rinocerontes en la calle, y también en la pelea de tomates en “Los cuernos
de don friolera”.
Por
otra parte, una vez analizadas las similitudes entre el esperpento y el teatro
del absurdo, cabe mencionar que a diferencia del teatro del absurdo, el teatro
de Valle-Inclán no rompe con la estructura aristotélica, pues sus historias tienen
un orden lógico y un desarrollo de conflicto. Por ejemplo, en “Los cuernos de
don friolera” se expone como conflicto principal y explícito la infidelidad de
Doña Loreta con su esposo Don Friolera y, de igual manera, los personajes de
Valle-Inclán tienen un propósito y un objetivo dentro de la obra, sus cambios
no son repentinos, sino que son la acumulación de sucesos expuestos por el
escritor.
Finalmente
y a manera de conclusión, se puede decir que el teatro de Valle-Inclán aporta
tanto en sus acotaciones como en sus situaciones al teatro del absurdo; sin
embargo, el teatro de Valle-Inclán no rompe con la estructura aristotélica; por
lo contrario, se apoya en ella para crear conflictos y personajes que, aunque se salen de una
realidad lógica, obran con realidad en el universo expuesto por el escritor.
Bibliografia
Del
Valle-Inclán, Ramón María. Los cuernos de Don Friolera. Madrid: Colección
Austral, 1930.
Sánchez,
José, ed. La escena moderna: manifiestos y textos sobre teatro de la época de
las vanguardias. Madrid: Ediciones Akal, 1999.
Iriarte,
Amalia. Tragedia de Fantoches: estudio del esperpento valleinclanesco como
invención de un lenguaje teatral. Plaza y Janés, 1998.
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