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Análisis sobre la lectura “Vista panorámica del siglo
XX” introducción del libro Historia del
siglo XX por Eric Hobsbawm
El siglo XX, en palabras de expertos
historiadores, filósofos, antropólogos, científicos, escritores y músicos
europeos, es el siglo más violento de la historia de la humanidad, marcado por
dos grandes guerras que, aunque no todo el mundo haya participado en ellas,
gran parte del mundo actual es hijo de esas guerras, además del impacto que
causó en la sociedad la descomposición y
las crisis producto de la caída de la URSS. Por lo cual, es el propósito del
escritor “comprender y explicar por qué los
acontecimientos ocurrieron de esa forma y qué nexos existe entre ellos” al
igual que la falta de memoria histórica que subyace en la mayoría de la actual
generación. (Hobsbawm, 1995 p. 13).
Cuando
Eric Hobsbawm afirma que “Somos parte de este siglo que es parte de nosotros”
(Hobsbawm, 1995 p. 13) se refiere a que las nuevas generaciones, aquellas que
nacieron después de 1980 y que hacen parte del nuevo milenio, olvidan su
proceder y carecen de memoria histórica, ya que el producto cultural, social,
económico y tecnológico provienen de sucesos un poco a la izquierda de la
década de 1950 y que en 1962 el filósofo Marshall MacLuhan había predicho lo
que hoy es el nuevo siglo “la aldea global” (Hobsbawm, 1995 p. 25) refiriéndose
a las revoluciones de las telecomunicaciones y el transporte, donde cada vez
existen menos fronteras. Aun así, a
pesar de los avances y las maravillas que se posee en la actualidad, el siglo
XX ha dejado un sin sabor en la memoria de todos aquellos que lo vivieron.
Aunque
para 1980 la mayor parte de personas viven mejor que sus padres, tienen una
mayor esperanza de vida, tienen acceso de manera más fácil a la información y
se pueden llamar alfabetizados; no se
puede olvidar que 76 años atrás la población se enfrentaba al primer conflicto
bélico que involucraba a la mayor parte de la población mundial. Como
consecuencia, el 28 de junio de 1992 el presidente francés François Mitterrand
realiza una visita a Sarajevo, uno de los escenarios de la Primera Guerra
Mundial, en el cual se conmemoraba el aniversario del asesinato del archiduque
de Austria-Hungría Francisco Fernando que desataría el inicio de la guerra y el
derrumbe la civilización occidental del siglo XIX (Hobsbwam, 1995). Sin
embargo, para muchos en 1992 la fecha y el suceso pasó desapercibido; sólo
historiadores y supervivientes del suceso se darían cuenta del hecho histórico
realizado por François Mitterrand, es aquí cuando Eric Hobsbawn afirma “La
memoria histórica ya no está viva” (Hobsbawm, 1995 p. 13), por lo cual es
menester de los historiadores recordar a los presentes de dónde venimos, aunque
el futuro sea incierto, pues “El viejo siglo no ha terminado bien” (Hobsbawm,
1995 p. 26)
Cuando
el 30 de enero de 1933 Adolf Hitler es proclamado canciller y Alemania entra en
el totalitarismo por parte del nazismo, el mundo va a perpetrar el mayor
genocidio jamás visto en la historia, el exterminio de una población y un saldo
de 50 millones de personas muertas. Como consecuencia del nazismo en el poder
estalla la Segunda Guerra Mundial y va a significar el momento más decisivo en
la historia del siglo XX, pues representaría el suceso con mayor crecimiento
económico en la época y provocaría el mayor impacto cultural y social, pues por
primera vez se enfrentarían el capitalismo y el comunismo como enemigos
irreconciliables y dejaría a Estados Unidos como el invicto vencedor “Estados
Unidos (…) conquistaría el mundo durante el siglo XX” (Hobsbawm, 1995 p. 24) y
pasaría a ser “El siglo americano” (Hobsbawm, 1995 p. 24), y ya no sería Europa
quien trace los lineamientos políticos, sociales, económicos y culturales en el
mundo, pues el viejo continente pasaría de “1/3 a 1/6 como máximo de la
humanidad” (Hobsbawm, 1995 p. 24) y los Estados Unidos y el capitalismo
mantendrían su preponderancia como potencia e ideología económica.
Además,
es de vital importancia nombrar a otro de los protagonistas en esta segunda
guerra y es la URSS que había surgido como superpotencia una vez terminada la guerra,
pues fue un instrumento indispensable para derrotar a Hitler. Por un momento
fugaz la URSS con su bando socialista abarcaría
la tercera parte de la población mundial y su economía superaría la estructura
capitalista (Hobsbawm, 1995). Sin embargo, la Guerra Fría y las revoluciones
sociales pondrían punto final a la URSS y al socialismo. Es aquí cuando el
escritor habla de las crisis y ésa tercera parte del tríptico que hace parte
del siglo XX, pues la caída del socialismo soviético dejó consecuencias nefastas
y sería el origen de una crisis mundial, paralela a la edad de oro económica que estaba atravesando Estados Unidos. “La
crisis afectó a diferentes partes del mundo en formas y grados distintos, pero
afectó a todas ellas”. (Hobsbawm, 1995 p. 19)
La
caída de la URSS y el fracaso del socialismo dejarían como consecuencia
inmediata “el desempleo masivo, graves depresiones clínicas y el enfrentamiento
cada vez más encarnizado entre los mendigos sin hogar y las clases acomodadas” (Hobsbawm,
1995 p. 20). Paralelo a los sucesos de crisis surgen también nuevos avances
tecnológicos provenientes de la potencia Norteamericana, y serían los Estados
Unidos quien entrarían a marcar la pauta a nivel mundial, rompiendo fronteras y
conectando al mundo.
En
conclusión el siglo XX le mostró a la humanidad de todos los vejámenes que es
capaz el ser humano y cómo éste mismo puede afrontarlos y vivir y con ellos;
para después, desafortunadamente, olvidarlos.
Como
este siglo nos ha enseñado que los seres humanos pueden aprender a vivir bajo
las condiciones más brutales y teóricamente intolerables, no es fácil calibrar
el alcance del retorno (que lamentablemente se está produciendo a ritmo
acelerado) hacia lo que nuestros antepasados del siglo XIX habrían calificado
como niveles de barbarie. (Hobsbawm, 1995 p. 23)
Finalmente, ése es
el punto principal del autor, cómo el ser humano es capaz de olvidar sus hechos
para luego repetirlos, cómo a pesar de que las nuevas generaciones tienen
acceso ilimitado a la información hay una menor producción de conocimiento, y
aun cuando más se pueden recordar los hechos que marcaron pauta en la sociedad,
se tienen a olvidarlos.
¿Cómo
explicar, pues, que el siglo no concluya en un clima de triunfo, por ese
progreso extraordinario e inigualable, sino de desasosiego? ¿Por qué, como se
constata en la introducción de este capítulo, las reflexiones de las mentes
brillantes acerca del siglo están teñidas de insatisfacción y de desconfianza
hacia el futuro? (Hobsbawm, 1995 p. 22)
Referente bibliográfico
Hobsbawm,
E.J. Historia del siglo XX. Trad. Juan Faci, Jordi Ainaud, Carme Castells.
Barcelona: Crítica, 1995.
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