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Titulo: original En attendant Godot
Autor: Samuel Becket
Género: Comedia /Absurdo
País: Inglaterra
Idioma: Francés
Páginas: 43
Género: Comedia /Absurdo
País: Inglaterra
Idioma: Francés
Páginas: 43
Cuando el
lenguaje ya no basta
El 19 de noviembre de 1957 se
presentó en la penitenciaría de San Quentin en San Francisco (CAL) Esperando
a Godot de Samuel Beckett ante 1400 convictos. La obra tuvo un éxito
rotundo, fue tanta la acogida de la obra que los convictos usaban las nombres
de Vladimir y Estragón, protagonistas de la obra, como jergas y sobrenombres
entre ellos mismos. Martin Esslin en la introducción de su libro The theater of absurd expone esta hecho
y cita al periódico The San Francisco
Chronicle de la siguiente manera “One prisoner told him, ‘Godot is
society’. Said another: ‘He’s the outside’” (Esslin, 1969 p. 2).
Cinco años de la muestra en San
Quentin se publicó en París En attendant
Godot en su nombre original o Esperando
a Godot. Inicialmente, la obra tuvo mala recepción por parte del público,
los contemporáneos de Samuel Beckett decían que era claro que la obra reflejaba
el problema del lenguaje; sin embargo, ese problema estaba más presente en la
escritura del autor quien escribió una obra en una lengua extranjera, que el
problema del lenguaje en sí. A esto Beckett responde “Parce qu’en fracais c’est
plus fácile d’écrire sans style” (Esslin, 1969 p. 19) Es decir, ése problema
del lenguaje que Beckett quería transmitir sólo era posible si él escribía en
una lengua extranjera, pues así podría escribir sin estilo.
Aún así, con el problema del
lenguaje o la versión original en francés versus la traducción en inglés, ¿Qué
fue lo que cautivó a los presos de San Quentin en San Francisco? ¿Qué hace que
la obra de Beckett sea tan admirada por unos y tan desvalorizada por otros? A
estas preguntas, es importante agregar que el 30 de diciembre de 1964 se
presentó otra vez Esperando a Godot en
el Royal Court de Londres, pero en 1955 en su estreno oficial la obra fue
tildada de “oscura, incomprensible y sin conflicto”.
Pues bien, a lo largo de este
escrito se va encontrar la relación existente entre la guerra, el problema del
lenguaje y el teatro de lo absurdo en la siguiente pregunta ¿Cuál es el mensaje
que transmite Esperando a Godot?
En 1945 París fue liberada de la
ocupación Nazi y los Estados Unidos se habían proclamado como los vencedores
del conflicto. En el otoño de ese mismo año, Samuel Beckett regresa a Francia
para trabajar como voluntario en el hospital Saint-Lô al norte del país, y en
invierno regresa a París. Entre 1945 y 1949 Beckett iba a escribir cinco de sus
obras más importantes, Esperando a Godot,
Fin de partida, Eleutheria, Molloy y
Malone muere, todas ellas en francés, pues para Beckett el escribir en
inglés, sus obras podían adquirir cierto
estilo, tono político o religioso que ya caracterizaba a otros escritores
irlandeses como James Joyce, del cual Beckett fue pupilo y admirador. En el
francés, Beckett encontró una lucha constante y dolorosa para poder expresar un
mensaje con claridad; sin embargo, fue esa lucha y contradicción que Esperando a Godot muestra.
Con el fin de la Segunda Guerra
Mundial, Europa había quedado devastada, París tenía un olor a guerra, a
sangre, a muertos y un color gris peculiar sobre sus calles. Después de 50
millones de muertos el mundo no podía seguir igual, reinaba cierta
desconfianza, cierta desesperanza. La vida ya no valía lo mismo. A causa de
estos acontecimientos, la retórica y la palabra habían perdido todo valor. Los
grandes discursos de políticos de la talla de Churchill y de Roosevelt ya no
tenían el mismo impacto en las masas, aunque hablaran de paz, de vida, de
esperanza, ya no había vuelta de hoja. El mundo había perdido su sentido común,
las personas ya no obedecían a una lógica común y LA VIDA YA NO VALÍA NADA Y EL
MUNDO SE HIZO ABSURDO.
Albert Camus en El mito de Sísifo dice: “El divorcio entre el hombre y su vida, el
actor y su escenario, ciertamente constituyen un sentimiento de absurdidad”
(Esslin, 1961 p. 5). Haciendo referencia a la falta de propósito en las cosas
que se hacen, es decir, el hombre trabaja porque tiene que trabajar, come
porque tiene que comer y vive “porque no está muerto”. La mecanicidad, la industrialización y el paso a la modernidad
fue la herencia del siglo XIX, y el siglo XX se cocinó y estalló a presión, el
mundo empezó a correr más rápido y no espero a nadie, ni siquiera a la
humanidad.
En este ambiente oscuro, gris y
desolador surgen escritores como Samuel Beckett, Eugene Ionesco, Artur Adamov,
Jean Genet en Europa y más adelante Harold Pinter en Estados Unidos entre los
más importantes. Estos escritores tenían algo en común, su manera de escritura
y concepción sobre el teatro, las situaciones y su conflicto. Rafael Nuñez
define el teatro del absurdo de la
siguiente manera “Con este término nos referimos principalmente a las obras que
Ionesco, Beckett y Adamov escribieron en 1950” (Nuñez, 1981 p. 633).
Todos escritores trabajan sobre la
carencia de lógica en el desarrollo de la acción de sus obras, trabajan desde
la estética para generar imágenes poéticas y sus personajes carecen de una
construcción lógica del pensamiento. Martin Esslin que si el teatro es el
espejo de la naturaleza humana, el teatro de lo absurdo es la representación de
nuestro propio tiempo, por mostrar la manera grotesca, oscura y decadente en lo
que se ha convertido el mundo “The theater of the absurd, however, can be seen
as the reflection of what seems to be attitude most genuinely representative of
our own time” (Esslin, 1969 p. 4).
Esperando a Godot sitúa a dos personajes, Vladimir y Estragón con apariencia
de mendigos en un lugar lleno de escombros que esperan al lado de un árbol a
Godot, un personaje que nunca llega. Durante esta espera aparecen otros dos
personajes Pozzo y Lucky, siendo el primero el jefe y el segundo su esclavo.
Pozzo dice que es el dueño de la tierra en la cual están Valdimir y Estragón,
aquí Pozzo obliga a su esclavo Lucky a bailar y a cantar, el cual dice
Lucky: (En tono monotono) Dada la existencia tal
como surge de los recientes trabajos públicos de Pinçon y Wattmann de un Dios
personal cuacuacuacua barba blanca cuacua fuera del tiempo del espacio que
desde lo alto de su divina apatía su divina atambía Su divina afasia nos ama
mucho con algunas excepciones no se sabe por qué pero eso llegará y sufre (...)
Seine Seie-et-Oise Seine-et-Marne Marne-etQise asaber al mismo tiempo
paralelamente no se sabe por qué de adelgazar encoger vuesvo Qise Marne en una
palabra la pérdida seca por barba desde la muerte de Voitaire siendo del orden
de dos dedos cien gramos (Becket, 2001 p. 14)
Lucky es la más clara expresión de
carencia de un lenguaje lógico en un personaje, pues su intervención no dice
nada en concreto, los demás personajes también carecen de una lógica en la
construcción del lenguaje; sin embargo, en Lucky se puede apreciar con mayor
fuerza la falta de un lenguaje coherente y lógico. Pues el teatro del absurdo
no desea transmitir un mensaje por medio de la retórica; sino por el uso de
imágenes y situaciones oscuras, que al igual que en Valle-Inclán se pueden
tomar como grotescas. La sola imagen
de Vladimir y Estragón royendo un hueso de pollo que vota Lucky, el esclavo de
Pozzo, en medio de un lugar lleno de escombros, es bastante grotesco.
Por lo cual, se puede decir que lo
importante en este tipo de teatro no es el lenguaje, ni la situación, sino el
mensaje a través de las imágenes, pues son estas las que transmiten con mayor
crudeza todas las ideas del autor mil veces mejor que con un discurso retórico.
Una imágen vale más que mil palabras, por ejemplo, si googleamos “Segunda
Guerra Mundial”, son las imágenes de barracas, gente tras alambres de púas,
muertos esqueléticcos apilados, escombros con niños llorando, nos muestra toda
la barbarie que Eric Hobsbawm describe
como el siglo de las guerras.
Si se vuelve a las preguntas del
inicio ¿Qué fue lo que cautivó a los presos de San Quentin en San Francisco?
¿Qué hace que la obra de Beckett sea tan admirada por unos y tan desvalorizada
por otros?, se puede decir que los presos entienden perfectamente ese
sentimiento de abandono y desesperanza, por eso cuando un preso dice: “Godot es
afuera”, es decir, la libertad, es porque ellos saben que es algo que jamás va
a llegar, cuando otro preso dice: “Godot es la sociedad”, es porque la sociedad
les ha dado la espalda y nunca los ha vuelto a ver con ojos de humanidad. Y si
los críticos ingleses de 1955 afirman que la obra carece de conflicto y
situación, es porque el hombre está acostumbrado a encontrar una explicación
lógica a todo, quiere saberlo todo y darle una razón a todo; pero Esperando a Godot no describe una
situación en específico, ni se habla de un personaje en específico. Es claro
que la obra surge de la desesperanza de la guerra, pero dentro de la obra no
hay una guerra, Vladimir y Estragón no son soldados sobrevivientes a la guerra,
ni Godot es Dios como muchos críticos han interpretado de manera ingenua en
primera instancia. Beckett afirma que si él hubiese querido hablar de Dios y de
la guerra lo hubiera hecho de manera concreta; pero la magia de Esperando a Godot reside en las
afirmaciones que hacen los presos de San Quentin, Godot puede ser cualquier
cosa y Vladimir y Estragón puede ser cualquier persona, porque lo importante no
es buscar una interpretación o un personaje, sino dejarse tocar por la imágenes
oscuras y grotescas que transmiten un sentimiento de desolación.
A manera de conclusión, se puede
decir que el teatro del absurdo es esa respuesta a la expresión de aquellas
cosas que no se pueden expresar con simples palabras, donde la retórica ya no
funciona, porque los maestros de la retórica fallaron en alguna manera, los
discursos de paz y las palabras de aliento por parte de los líderes mundiales
fueron falsas y el mundo ya no cree en la retórica discursiva. Por lo cual, el
teatro de lo absurdo responde a ese llamado para decir lo que no se puede decir
con simplemente con las palabras, y una de esas primeras respuestas fue Esperando a Godot que hasta la
actualidad muestra hacia dónde va la humanidad.
Estragón: Bien, ¿nos vamos?
Vladimir: Sí, vámonos.
[No se mueven] (Beckett, 2001 p. 31)
Bibliografía
Beckett, Samuel. Esperando a Godot.
Recuperado de https://germanjusto.files.wordpress.com/2010/06/esperando-a-godot-beckett.pdf
Esslin, Martin. The theatre of the
absurd. New York: Vintage Books, 1969.
Nuñez, Rafael. “El Teatro del
Absurdo como subgénero dramático”. Separata en Archivum, Revista de la Facultad
de Filología. 14 pp. Oviedo, 1981-1982.
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