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lunes, 18 de marzo de 2019

Esperando a Godot

Recuperado de ver sitio
Titulo: original En attendant Godot 
Autor: Samuel Becket
Género: Comedia /Absurdo
País: Inglaterra
Idioma: Francés 
Páginas: 43


Cuando el lenguaje ya no basta

            El 19 de noviembre de 1957 se presentó en la penitenciaría de San Quentin en San Francisco (CAL)  Esperando a Godot de Samuel Beckett ante 1400 convictos. La obra tuvo un éxito rotundo, fue tanta la acogida de la obra que los convictos usaban las nombres de Vladimir y Estragón, protagonistas de la obra, como jergas y sobrenombres entre ellos mismos. Martin Esslin en la introducción de su libro The theater of absurd expone esta hecho y cita al periódico The San Francisco Chronicle de la siguiente manera “One prisoner told him, ‘Godot is society’. Said another: ‘He’s the outside’” (Esslin, 1969 p. 2).
Cinco años de la muestra en San Quentin se publicó en París En attendant Godot en su nombre original o Esperando a Godot. Inicialmente, la obra tuvo mala recepción por parte del público, los contemporáneos de Samuel Beckett decían que era claro que la obra reflejaba el problema del lenguaje; sin embargo, ese problema estaba más presente en la escritura del autor quien escribió una obra en una lengua extranjera, que el problema del lenguaje en sí. A esto Beckett responde “Parce qu’en fracais c’est plus fácile d’écrire sans style” (Esslin, 1969 p. 19) Es decir, ése problema del lenguaje que Beckett quería transmitir sólo era posible si él escribía en una lengua extranjera, pues así podría escribir sin estilo.
Aún así, con el problema del lenguaje o la versión original en francés versus la traducción en inglés, ¿Qué fue lo que cautivó a los presos de San Quentin en San Francisco? ¿Qué hace que la obra de Beckett sea tan admirada por unos y tan desvalorizada por otros? A estas preguntas, es importante agregar que el 30 de diciembre de 1964 se presentó otra vez Esperando a Godot en el Royal Court de Londres, pero en 1955 en su estreno oficial la obra fue tildada de “oscura, incomprensible y sin conflicto”.
Pues bien, a lo largo de este escrito se va encontrar la relación existente entre la guerra, el problema del lenguaje y el teatro de lo absurdo en la siguiente pregunta ¿Cuál es el mensaje que transmite Esperando a Godot?
En 1945 París fue liberada de la ocupación Nazi y los Estados Unidos se habían proclamado como los vencedores del conflicto. En el otoño de ese mismo año, Samuel Beckett regresa a Francia para trabajar como voluntario en el hospital Saint-Lô al norte del país, y en invierno regresa a París. Entre 1945 y 1949 Beckett iba a escribir cinco de sus obras más importantes, Esperando a Godot, Fin de partida, Eleutheria, Molloy y Malone muere, todas ellas en francés, pues para Beckett el escribir en inglés,  sus obras podían adquirir cierto estilo, tono político o religioso que ya caracterizaba a otros escritores irlandeses como James Joyce, del cual Beckett fue pupilo y admirador. En el francés, Beckett encontró una lucha constante y dolorosa para poder expresar un mensaje con claridad; sin embargo, fue esa lucha y contradicción que Esperando a Godot muestra.
Con el fin de la Segunda Guerra Mundial, Europa había quedado devastada, París tenía un olor a guerra, a sangre, a muertos y un color gris peculiar sobre sus calles. Después de 50 millones de muertos el mundo no podía seguir igual, reinaba cierta desconfianza, cierta desesperanza. La vida ya no valía lo mismo. A causa de estos acontecimientos, la retórica y la palabra habían perdido todo valor. Los grandes discursos de políticos de la talla de Churchill y de Roosevelt ya no tenían el mismo impacto en las masas, aunque hablaran de paz, de vida, de esperanza, ya no había vuelta de hoja. El mundo había perdido su sentido común, las personas ya no obedecían a una lógica común y LA VIDA YA NO VALÍA NADA Y EL MUNDO SE HIZO ABSURDO.
Albert Camus en El mito de Sísifo dice: “El divorcio entre el hombre y su vida, el actor y su escenario, ciertamente constituyen un sentimiento de absurdidad” (Esslin, 1961 p. 5). Haciendo referencia a la falta de propósito en las cosas que se hacen, es decir, el hombre trabaja porque tiene que trabajar, come porque tiene que comer y vive “porque no está muerto”. La mecanicidad, la industrialización y el paso a la modernidad fue la herencia del siglo XIX, y el siglo XX se cocinó y estalló a presión, el mundo empezó a correr más rápido y no espero a nadie, ni siquiera a la humanidad.
En este ambiente oscuro, gris y desolador surgen escritores como Samuel Beckett, Eugene Ionesco, Artur Adamov, Jean Genet en Europa y más adelante Harold Pinter en Estados Unidos entre los más importantes. Estos escritores tenían algo en común, su manera de escritura y concepción sobre el teatro, las situaciones y su conflicto. Rafael Nuñez define el teatro del absurdo de la siguiente manera “Con este término nos referimos principalmente a las obras que Ionesco, Beckett y Adamov escribieron en 1950” (Nuñez, 1981 p. 633).
Todos escritores trabajan sobre la carencia de lógica en el desarrollo de la acción de sus obras, trabajan desde la estética para generar imágenes poéticas y sus personajes carecen de una construcción lógica del pensamiento. Martin Esslin que si el teatro es el espejo de la naturaleza humana, el teatro de lo absurdo es la representación de nuestro propio tiempo, por mostrar la manera grotesca, oscura y decadente en lo que se ha convertido el mundo “The theater of the absurd, however, can be seen as the reflection of what seems to be attitude most genuinely representative of our own time” (Esslin, 1969 p. 4).
Esperando a Godot sitúa a dos personajes, Vladimir y Estragón con apariencia de mendigos en un lugar lleno de escombros que esperan al lado de un árbol a Godot, un personaje que nunca llega. Durante esta espera aparecen otros dos personajes Pozzo y Lucky, siendo el primero el jefe y el segundo su esclavo. Pozzo dice que es el dueño de la tierra en la cual están Valdimir y Estragón, aquí Pozzo obliga a su esclavo Lucky a bailar y a cantar, el cual dice
Lucky:  (En tono monotono) Dada la existencia tal como surge de los recientes trabajos públicos de Pinçon y Wattmann de un Dios personal cuacuacuacua barba blanca cuacua fuera del tiempo del espacio que desde lo alto de su divina apatía su divina atambía Su divina afasia nos ama mucho con algunas excepciones no se sabe por qué pero eso llegará y sufre (...) Seine Seie-et-Oise Seine-et-Marne Marne-etQise asaber al mismo tiempo paralelamente no se sabe por qué de adelgazar encoger vuesvo Qise Marne en una palabra la pérdida seca por barba desde la muerte de Voitaire siendo del orden de dos dedos cien gramos (Becket, 2001 p. 14)
Lucky es la más clara expresión de carencia de un lenguaje lógico en un personaje, pues su intervención no dice nada en concreto, los demás personajes también carecen de una lógica en la construcción del lenguaje; sin embargo, en Lucky se puede apreciar con mayor fuerza la falta de un lenguaje coherente y lógico. Pues el teatro del absurdo no desea transmitir un mensaje por medio de la retórica; sino por el uso de imágenes y situaciones oscuras, que al igual que en Valle-Inclán se pueden tomar como grotescas. La sola imagen de Vladimir y Estragón royendo un hueso de pollo que vota Lucky, el esclavo de Pozzo, en medio de un lugar lleno de escombros, es bastante grotesco.
Por lo cual, se puede decir que lo importante en este tipo de teatro no es el lenguaje, ni la situación, sino el mensaje a través de las imágenes, pues son estas las que transmiten con mayor crudeza todas las ideas del autor mil veces mejor que con un discurso retórico. Una imágen vale más que mil palabras, por ejemplo, si googleamos “Segunda Guerra Mundial”, son las imágenes de barracas, gente tras alambres de púas, muertos esqueléticcos apilados, escombros con niños llorando, nos muestra toda la barbarie que Eric Hobsbawm describe  como el siglo de las guerras.
Si se vuelve a las preguntas del inicio ¿Qué fue lo que cautivó a los presos de San Quentin en San Francisco? ¿Qué hace que la obra de Beckett sea tan admirada por unos y tan desvalorizada por otros?, se puede decir que los presos entienden perfectamente ese sentimiento de abandono y desesperanza, por eso cuando un preso dice: “Godot es afuera”, es decir, la libertad, es porque ellos saben que es algo que jamás va a llegar, cuando otro preso dice: “Godot es la sociedad”, es porque la sociedad les ha dado la espalda y nunca los ha vuelto a ver con ojos de humanidad. Y si los críticos ingleses de 1955 afirman que la obra carece de conflicto y situación, es porque el hombre está acostumbrado a encontrar una explicación lógica a todo, quiere saberlo todo y darle una razón a todo; pero Esperando a Godot no describe una situación en específico, ni se habla de un personaje en específico. Es claro que la obra surge de la desesperanza de la guerra, pero dentro de la obra no hay una guerra, Vladimir y Estragón no son soldados sobrevivientes a la guerra, ni Godot es Dios como muchos críticos han interpretado de manera ingenua en primera instancia. Beckett afirma que si él hubiese querido hablar de Dios y de la guerra lo hubiera hecho de manera concreta; pero la magia de Esperando a Godot reside en las afirmaciones que hacen los presos de San Quentin, Godot puede ser cualquier cosa y Vladimir y Estragón puede ser cualquier persona, porque lo importante no es buscar una interpretación o un personaje, sino dejarse tocar por la imágenes oscuras y grotescas que transmiten un sentimiento de desolación.
A manera de conclusión, se puede decir que el teatro del absurdo es esa respuesta a la expresión de aquellas cosas que no se pueden expresar con simples palabras, donde la retórica ya no funciona, porque los maestros de la retórica fallaron en alguna manera, los discursos de paz y las palabras de aliento por parte de los líderes mundiales fueron falsas y el mundo ya no cree en la retórica discursiva. Por lo cual, el teatro de lo absurdo responde a ese llamado para decir lo que no se puede decir con simplemente con las palabras, y una de esas primeras respuestas fue Esperando a Godot que hasta la actualidad muestra hacia dónde va la humanidad.
Estragón: Bien, ¿nos vamos?
Vladimir: Sí, vámonos.
[No se mueven] (Beckett, 2001 p. 31)
Bibliografía

            Beckett, Samuel. Esperando a Godot. Recuperado de https://germanjusto.files.wordpress.com/2010/06/esperando-a-godot-beckett.pdf
Esslin, Martin. The theatre of the absurd. New York: Vintage Books, 1969.
Nuñez, Rafael. “El Teatro del Absurdo como subgénero dramático”. Separata en Archivum, Revista de la Facultad de Filología. 14 pp. Oviedo, 1981-1982.


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