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jueves, 22 de junio de 2017

Hacia un teatro Pobre

Autor: Jerzy Grotowski
Género: Teatro - Educación
Año: 1968
País: Rusia


Hacia un teatro pobre  es un texto de Jerzy Grotowski  en el que se exponen las principales ideas y experiencias que llevaron a este director y teórico teatral a desarrollar lo que llama "Teatro pobre".  El libro se compone de  13 capítulos y un  apéndice escritos por Grotowski  junto con otros teóricos y críticos teatrales como Eugenio Barba, Nain Kattan, Ludwik, Flazen , Franz Marijnen y Margo Glantz.

En  un  primer momento Grotowski habla de su elección por la pobreza en el teatro: en su Laboratorio Teatral trataron de "definir qué es el teatro en sí mismo, lo que lo separa de otras categorías de representación o espectáculo" (Grotowski, 1970: 9); en esa búsqueda se formuló preguntas como ¿qué es el teatro? ¿ por qué es único? ¿qué puede hacer que la televisión o el cine no pueden? Tales cuestionamientos lo llevaron a ver que el teatro puede existir sin maquillaje, sin luces, sin vestuarios especiales, sin escenografía, sin efectos de sonido etc, pero "no puede sin la relación actor-espectador en la que se establece la comunión perceptual, directa y viva" (Grotowski, 1970:13).  De esta manera en el texto se define el teatro como "lo que sucede entre el actor y el espectador".

Todo lo anterior, llevó a Grotowski a experimentar escenarios no convencionales en los montajes de las obras; de esta forma se propuso que los espectadores estuviesen muy cerca a los actores e inclusive que a veces representaran un rol dentro del montaje; este es el caso de  lo que sucede en la "última cena" de Fausto, en un refectorio de un monasterio, donde "Fausto agasaja a los espectadores, los huéspedes de una fiesta barroca servida en enormes mesas, al tiempo que les ofrece episodios de su vida" (Grotowski, 1970 :15), o del Príncipe constante, donde los asistentes miran la obra como si fueran espías observando un acto prohibido.

Si bien para Grotowski, el texto no es la base fundamental del teatro, tampoco lo rechaza ni lo considera superfluo. Para él lo importante  no son las palabras sino lo que el actor logra hacer con ellas. Los grandes textos clásicos son como las voces de los ancestros que además nos permiten generar un confrontación con nuestro "ahora". Hay obras que siempre están vivas.

A  continuación, aparece una reflexión con respecto a varios aspectos del arte teatral y del trabajo del Laboratorio escrita entre Barba y Grotowski. Teniendo como base la definición que desde esta perspectiva se le da al teatro,  resulta de vital importancia  el trabajo que el actor realiza consigo mismo; así, en este aparte, los autores hacen una diferenciación entre el "actor cortesano" y el "actor santificado". La técnica del actor santificado es una" técnica inductiva ( es decir una técnica de eliminación), mientras que la técnica del actor cortesano es una técnica deductiva (es decir, una acumulación de habilidades)" (Grotowski, 1970:29). Así pues, lo que propone Grotowski es una vía negativa, la cual no se trata de una acumulación de técnicas, sino de la destrucción de obstáculos.  

Con la palabra santo no existe la intención de darle un sentido religioso al actor, es más bien "una metáfora que define a la persona que con su arte puede ascender la escala y realizar un acto de auto sacrificio". En este sentido, para Grotowski,  la técnica del actor  es la de la penetración psíquica, "debe aprender a utilizar su papel como si fuera un bisturí de cirujano, para disecarse (...) como un trampolín, como un instrumento mediante el cual estudiar lo que está escondido detrás de nuestra máscara cotidiana - el meollo más íntimo de nuestra personalidad - a fin de sacrificarlo, de exponerlo". (Grotowski, 1970:31)
La realización de este acto de auto penetración y exposición exige una movilización de todas las fuerzas físicas y espirituales del actor; por ello una de las principales preocupaciones de Grotowski sobre el trabajo del  actor radicaba en el  cuerpo y mente del actor, y en consecuencia de su entrenamiento. En el libro Hacia un teatro pobre hay dos capítulos referentes a este tema: el primero muestra el resultado del trabajo y la investigación del Teatro Laboratorio bajo la dirección de Jerzy Grotowski durante los años comprendidos entre 1959 y 1962, y el segundo es del año 1966 extraído de las notas de Franz Marijnen sobre un curso dictado al INSAS en Bruselas a cargo de Grotowski y Cieslak.

Los ejercicios que Grotowski determinó para el entrenamiento actoral están orientados a solucionar problemas de tensiones musculares, de respiración, de colocación de la voz, de dicción, de decisión y sensibilización. Para él es importante realizar un trabajo desde la imaginación, por ello acude a varias imágenes ( por ejemplo de animales) que le sirvan al actor como motor de movimiento y como base para una comprensión más orgánica del trabajo con la voz.  Así, el teatro pobre no le ofrece al actor la posibilidad de un éxito diario, sino la posibilidad de una exploración profunda  que le permita depurar y eliminar los obstáculos corporales y mentales.

El entrenamiento,  además de lo anterior, le permite al actor aprender a escuchar sus propios impulsos vitales y a canalizar sus energías, lo que a su vez ayuda a comprender lo que sucede en el teatro  de manera más orgánica y no superficial y falsa.

Basado en todo lo anterior, Grotowski plantea que uno no debe preguntarse todo ¿cómo hacer esto? o ¿cómo debe representarse Shakespeare?, sino  ¿ cuáles son los obstáculos que bloquean su camino para alcanzar el acto total que debe comprometer todos sus recursos psicofísicos, desde lo más instintivo hasta lo más racional?, ¿ qué resistencias existen?. (Grotowski, 1970:178) El actor debe prepararse para ser absolutamente sincero consiguiendo que la consciencia y el instinto estén unidos.

Para evitar caer en la actuación mecánica, el autor propone que el actor debe realizar una partitura como la de un músico; sin embargo lo más importante es que esta partitura  conste de los elementos de contacto humano, es decir que permita el encuentro real entre humanos. Es un "dar y tomar" constante.

A manera de conclusión y para finalizar el texto, Grotowski realiza una declaración de principios en la que manifiesta sus principales consignas sobre la manera en que debe trabajar el actor. Así expone la necesidad que tiene el actor por cultivarse así mismo, entender la importancia de su oficio y cómo su cuerpo es su principal herramienta de trabajo. Todas estas reflexiones apuntan a la necesidad de enfocar mi entrenamiento y mi formación actoral a la práctica de las acciones físicas, a la necesidad de crear una partitura concreta de mi cuerpo y la creación de un personaje para hacer un teatro consciente y diferente, como el que Grotowski propone en su libro.
        
En suma este libro representa un joya para los actores y directores teatrales. Si bien, como ocurre con todos los autores, no debemos aceptar estas palabras como una verdad absoluta, las perspectivas, propuestas y experiencias allí consignadas son una base vital para la comprenciòn del trabajo.

BIBLIOGRAFÍA

Grotowski, Jerzy. 1970 (2011) Hacia un teatro pobre. siglo veintiuno editores.
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