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jueves, 22 de junio de 2017

El arte del zen en el tiro con arco

Autor: Eugene Herringel
Género: Filosofia
País: Alemania
Año: 1953
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ZEN EN EL ARTE DEL TIRO CON ARCO
No sólo se trata de que ustedes demuestren su destreza, sino de que lo ejecuten con la ceremonia que el acto mismo requiere. (Herrigel: 92)
 Para iniciar este análisis, es necesario mencionar lo que el autor del libro, Eugen Herrigel, habla acerca del arte del zen: "Es muy difícil explicar con palabras una disciplina tan compleja y espiritual como lo es el tiro con arco. Y más aún la filosofía milenaria del Zen en la cultura japonesa" (Herrigel:14). Con esto podemos tener una leve idea de cómo se domina un arte, es decir, cómo transformar un algo ajeno en un algo propio; siendo la práctica  y la repetición consciente y natural lo que nos lleve a un fin, o a una ruta que abre más caminos. Ya que a mi modo de ver, el autor no propone una búsqueda de resultados, es más, propone la búsqueda de un camino que no necesariamente arroje los resultados que nosotros buscamos, y como él mismo dice: "Ya en la primera clase habríamos de percatarnos de que el camino del arte sin artificio no es fácil" (Herrigel:33).
En esta primera fase, puedo relacionar el proceso del Zen en el tiro con arco, con mi acción física. Es decir, para los actores en formación es común encontrarse con la frustración constantemente, pues buscamos resultados inmediatos sin pasar por un proceso natural y orgánico. Es tal el punto de nuestro afán de resultados, que forzamos las emociones, nos saltamos las acciones y vamos hacia lo que nosotros creemos que está bien. Ahora, en esta primera fase el autor nos habla de hacer las cosas por el gusto y la necesidad que tenemos de hacerlo, en este orden de ideas, no estamos detrás de un resultado, sino detrás de una búsqueda y aprendizaje personal. Es así, como el autor propone trabajar sin ninguna pretensión, sin una segunda intención. "El acceso está abierto sólo a aquellos que se acercan con el corazón puro, es decir, libre de segundas intenciones" (Herrigel:17).
Para seguir hablando de este trabajo "limpio e inocente", algo importante que me parece resaltar es que el autor habla acerca de que el tiro con arco, de acuerdo a la "Doctrina Magna", "concierne a un enfrentamiento del tirador consigo mismo" (Herrigel:16). La búsqueda de este arte consiste en "Una maestría cuyo origen ha de buscarse en ejercicios espirituales y que tiene por finalidad acertar en lo espiritual. En el fondo, el tirador apunta a sí mismo y tal vez logre acertar en sí mismo"(Herrigel:15). Lo interesante en las dos citas anteriores, al igual que en el trabajo de las acciones físicas es ese enfrentamiento con uno mismo, esa búsqueda personal que saca lo mejor y lo peor de nosotros mismos. De acuerdo al libro, un buen actor usa una acción física para desnudarse así mismo, para confrontarse con su yo personal, que es lo que estamos haciendo en clase.
Además, el libro nos demuestra cómo a través de años y años de práctica; se puede lograr una  separación entre el espíritu, cuerpo y mente; para así liberar al ello - nombre que se le da a la esencia espiritual del hombre - de toda contaminación terrenal que haya atrofiado su mente. Con todo esto purificará su espíritu y su ello con el arco; la flecha, la cuerda y el blanco harán uno, un ente nuevo y renovado, un símbolo de pureza. De esta manera, siendo uno solo con cuerpo, mente, espíritu, arco, flecha, cuerda y blanco; el tiro será algo netamente natural. Debemos mencionar, que es un estado de paz el que trae control sobre el éxito de nuestro lanzamiento. En palabras del mismo autor: "Sólo que, exclamando una y otra vez relajado -palabra que mientras tanto había aprendido - seguía poniéndome el dedo en la llaga" (Herrigel:33). Es decir, el actor, al igual que el tirador, debe entrar tranquilo y relajado para poder realizar su arte. Un cuerpo libre y sin tensiones en el cuerpo de todas las posibilidades.
Todo este proceso de aprendizaje toma años en de práctica, además de una pasión y una disciplina constante para poder perfeccionarlo, ya que con un solo tiro se debe acertar al blanco y no fallar, tirándolo en el momento preciso. Desde mi punto de vista, y según las vivencias del autor, se puede decir que la madurez refleja perseverancia. Llevando este proceso a la práctica, debo decir que nuestras acciones y decisiones deben ser acertadas como consecuentes. Ya que en el hacer nos hemos dado cuenta de cuando un mal movimiento convierte una acción en falsa.
De esta manera, podemos afirmar que para que un tirador y un actor se aproximen en su arte, deben entrar en un estado de absoluta liberación, en el que sea conscientes de su cuerpo y los procesos energéticos que lo envuelven. El autor, a manera de conclusión menciona que "La suprema libertad aún no se le ha convertido en necesidad absoluta" (Herrigle:111). Esta premisa me lleva a preguntarme ¿Cuál es mi necesidad absoluta? en este momento aún no lo sé. Pero sí sé que quisiera llegar a la liberación suprema, donde todo mi ser se conecte en uno solo, llegar a estados que propone el autor, como "El desprendimiento y la liberación necesarios, la internalización y condensación de la vida hasta la plena presencia de espíritu" (Herrigel:59).
Ahora, es importante mencionar que en todo este proceso, el del autor; la presencia de su maestro Kenzo Awa fue indispensable, pues es él quien lo guía en todo este camino. Según el autor, a la mitad de su proceso, y después de realizar algunos meses de ejercicios de respiración, creía que ya había hecho mucho; por lo contrario su maestro le dice: "Todo lo que usted ha aprendido hasta ahora (...) no son más que ejercicios preparatorios para el disparo." (Herrigel:44). En algunos momentos, cuando ensayamos y ensayamos y creémos que hemos logrado algo, al momento de presentarlo, nos damos cuenta que no hemos logrado nada. Tal vez, y sólo tal vez, hemos logrado como prepararnos para empezar a entrar a escena o en una acción, pero no hemos cavado hondo y profundo como tal.
Finalmente, y a manera de conclusión, puedo decir que el texto nos enseña  y demuestra cómo el maestro pone a prueba la perseverancia del alumno, cómo le proporciona todas las variables del arte del tiro con arco. Le instruye desde cómo respirar, hasta la forma de tomar el arco. También, cómo soltar la cuerda y cuándo hacerlo, hasta llegar hasta el disparo. Todo esto debe estar coordinado de tal manera que sólo con la práctica y las pruebas que el maestro estime conveniente se podrá lograr, ya que el pupilo debe convertir esos actos en una rutina cotidiana, hacer suyos los movimientos y que el acto de tirar la flecha al blanco sea algo tan natural como dormir cuando se tiene sueño. Que si lo llevamos al lenguaje de acciones físicas, debemos ser conscientes que la perseverancia y la constancia, como proceso orgánico y natural nos llevará por el camino indicado. Que los resultados se darán por sí solos en el momento que deban llegar, todo obviamente, con una preparación previa  y un entrenamiento riguroso, en el sentido de la disciplina, pero que dista mucho de la tensión y la rigidez.
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