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miércoles, 10 de julio de 2013

La Casa de Sam Ego

Título original: Sam Ego's House
Autor: William Saroyan
Género: Teatro / Comedia
Año: 1949
País: Estados Unidos
Idioma: Inglés
Editorial Losada, S.A. Buenos Aires 1957
Páginas: 69

¿Es posible considerar mentalmente desequilibrado a cualquier hombre normal que no sea una pieza de maquinaria?
Cuando piensas en Estados Unidos ¿qué es lo primero que piensas? Muchos responderán imperio, capitalismo, sociedad de consumo, otros riqueza, poder, donde los sueños se hacen realidad, para muchos otros, guerra, nacionalismo, gobierno mundial, entre otros. Son muchos los sinónimos o imágenes que se nos vienen a la cabeza cuando escuchamos hablar acerca de esta potencia mundial. Pues bien, William Saroyan trató de compactar todos estos conceptos en una sola obra, "La Casa de Sam Ego" que a mi parecer muestra todo lo que Estados Unidos es, una nación construida de todos los retazos de inmigrantes del mundo, una nación que  provee, pero que a la vez consume, una nación de que encuentra la paz después de la guerra, que es libre en sus propias prisiones, que es sexualmente cristiana y locamente cuerda.
Esta pieza teatral en tres actos, nos cuenta la historia de la subasta de un vieja casa, arruinada y decorada con carteles de circo y propagandas políticas y comerciales, que un día de verano de 1945 es comprada por un señor llamado Sumo Anhelo, que una vez compra la casa, solicita que sea transportada desde su lugar de origen hasta el barrio bajo de la ciudad de Pasmo del Ángel. Un subastador, dos trasladadores de casas profesionales, dos chicos reveldes que bailan al son del boogie, un pastor presbiteriano, su sacristán, tres ángeles y el "demente" Sam Ego, son los personajes de esta intrépida obra, muy loco ¿cierto?
Leer a Saroyan es una cosa, interpretarlo es algo totalmente diferente, sobretodo en una obra como esta, pues la escenografía los cambios de focos y la puesta en escena como tal es bastante complicada, por esto la obra de Saroyan tiene un tono más cinematográfico que teatral. De entrada el autor nos propone una breve introducción acerca de la obra, y nos pone la óptica sobre la cual debe ser leída. Alegoría, esa es la forma literaria en la cual debe ser leída, entendiendo por alegoría la figura literaria que nos ayuda a representar con objetos cotidianos, formas y figuras humanas una idea abstracta.
La obra adquiere todo el sentido dramatúrgico y escénico desde el momento en que es vista como una alegoría. Iniciando por la casa de Sam Ego, es una casa grande, blanca, de dos pisos, que en su tiempo fue hermosa, pero que ahora que Sam Ego se ha vuelto loco y sus tres hijos se han ido a la guerra; ha quedado descuidada y abandonada, por lo cual, ahora es refugio de jóvenes que buscan paz y encuentros sexuales, llena de carteles con mujeres sensuales, de grafitis insinuantes, de propagandas de toda clase; esta es la casa que representa a Norteamérica. Partiendo de este punto, debemos entender que todos los personajes en la obra cumplen un propósito clave, que juntan y representan toda la abstracción de los conceptos que se tienen sobre esta gran nación, una nación que se pudre desde adentro por su incesante consumismo, que se cree grande por haber conquistado el mundo, una maquinaria capitalista engrasada con la sangre de los proletarios, una nación que envía a morir a sus hijos a la guerra, y que si vuelven se pierden en la infamia del orgullo.
Ahora bien, lo interesante en la obra, es ver el comportamiento que tiene Sam Ego, pues si bien está loco, a medida que avanza la obra, manifiesta la conciencia de Estados Unidos y sus ansias de cambio. A través de este personaje Saroyan hace una fuerte crítica social y política acerca de los dirigentes que gobiernan Norteamérica, y como sus acciones dirigen el rumbo de esta nación.
Según el mismo Saroyan, "La Casa de Sam Ego" es el sueño Norteamericano, el sueño del yo nacional, la realización individual, de la riqueza material, de la importancia social, de la seguridad personal... La Casa de Sam Ego es la misma nación Norteamericana. [1]
Al inicio del libro Saroyan escribe una buena introducción acerca de lo que es el teatro y de lo que representa escribirlo, representarlo y verlo, pues para nuestro autor todo es efectivo en un escenario.
Algo importante que hay que resaltar para todos mis contemporáneos que hacen teatro, y aún para los que no, es que Saroyan nos ilumina con premisas muy ciertas acerca de lo que significa hacer teatro, por ejemplo, propone que el público es quien hace la obra y que de condición depende mucho al momento de que sea representada, todo a costa de que las personas que hacemos teatro (directores, actores, dramaturgos) trabajamos para un público, no hay sentido en hacer representaciones teatrales si no existe un público que vaya a mirarlas, aún más, es necesario recordar que el teatro es teatro en el momento que existe un público.
La conclusión final que el autor de esta alegórica obra nos da es que esta pieza teatral sea propaganda en nombre de un teatro más alegórico, más entretenido e instructivo.[2]

[1] William Saroyan, La Casa de Sam Ego, Introducción, página 115.
[2] William Saroyan, La Casa de Sam Ego, Introducción, página 118.

CITAS
  • La muerte es el gajo del pecado, dice el Señor. No, no lo es, dice Harry. Peca y verás que bueno es.
  • La casa (Norteamérica) está destinada a una vida noble y amable.
  • Que provecho tiene el hombre si gana el mundo y pierde su alma.
  • Creemos que un juicio sólido y cultivado puede procurar al hombre un alma nueva, un alma mejor que aquella con la que comenzó.
  • Hombres y mujeres grandes de una nación libre, siempre llevados de un lugar a otro y contentos de ser tratados así.
  • Pastor: ¡Escuchadme, pues, oh, hombres, los que tenéis comprensión: lejos esta de Dios quien comete iniquidad. Y lejos del todopoderoso quien es perverso!
  • Sumo Anhelo: Yo quería la casa. Pueden hacer muchas cosas con cualquier casa, para no hablar de una tan bien construida, siempre que alguien quiera molestarse.
  • El roto cachorro de barro no es la muerte; es la pala del chiquillo o el mundo que debemos remendar o arreglar.

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