Autor: Oscar Wilde
Género: Teatro / Drama
Año: 1891
País: Inglaterra
Idioma: Inglés
Páginas: 127
Traducción al español de J. Pérez Jorba y B. Rodriguez
Madrid B. Rodriguez Serra, Editor. Flor Baja N° 9
Ilustraciones de L. Valera
"Salomé" el drama en un acto, llevado por la mano de Oscar Wilde a las tablas. Nos cuenta los sucesos que ocurrieron previos antes de la muerte de Juan el Bautista o Johanan, como se lo describe en la obra. A manos del escritor del prólogo del libro, E. Gómez Carillo, "Salomé es un dije soberbio, resplandeciente, entre sus senos", y describe que para Oscar Wilde, el relato bíblico es seco, falto de suntuosidad, de locura, de pecado, ya que un personaje como estos es digno de tener su propia historia.
Salomé como personaje es la flor cárdena del jardín perverso, en el símbolo supremo de la lujuria, es la imagen de la belleza maldita, elejida entre todas por la catalepcia en la bestia monstruosa, irresponsable, que envenena todo lo que toca, todo lo que ve, a todo lo que se acerca, una mujer salida de la tumba en busca de otros muertos; por lo cual es necesario que su lujuria sea infinita y su perversidad sin límites. ¡Qué el zafiro mismo pierda, sobre su piel de fiebre, la pureza de su azul!
Salomé, es el personaje de la omnipotencia femenina para Wilde, una mujer que es capaz de seducir, persuadir, convencer; todo con el desvío de su mirada, lo lascivo de sus movimientos y la sensualidad pura que emana de sus pechos.
El personaje del relato bíblico, cobra vida una vida y suntuosidad única en la obra. Que comienza con una noche de luna llena y estrellas abundantes en el cielo, la misma noche en que Herodes, rey de Judea celebra un banquete en su palacio. Los soldados y criados del palacio hablan de un hombre que se encuentra encerrado en una cisterna del palacio, según ellos, él se encuentra ahí por proferir insultos en contra de Herodias, esposa actual del anterior rey de Judea, y la actual esposa de Herodes. Según los soldados, el crimen de este hombre es decir la verdad, acusar al trono de judea de vivir en adulterio.
La fascinación que este personaje causa en la joven Salomé, llega al punto tal de querer conocerlo, los guardas y el ejercito real le advierten a la joven los peligros que corre, a ella no le importa, ella solo quiere ver al hombre que tan bien tienen custodiado en la cisterna. Tras los incansables y sensuales ruegos de Salomé, en la reja de la cisterna, el profeta Johanán aparece a los ojos de le bella princesa, con un aspecto desagradable, vestido con piel de camello y todo el desgaste que trae el vivir en una prisión.
El personaje del relato bíblico, cobra vida una vida y suntuosidad única en la obra. Que comienza con una noche de luna llena y estrellas abundantes en el cielo, la misma noche en que Herodes, rey de Judea celebra un banquete en su palacio. Los soldados y criados del palacio hablan de un hombre que se encuentra encerrado en una cisterna del palacio, según ellos, él se encuentra ahí por proferir insultos en contra de Herodias, esposa actual del anterior rey de Judea, y la actual esposa de Herodes. Según los soldados, el crimen de este hombre es decir la verdad, acusar al trono de judea de vivir en adulterio.
La fascinación que este personaje causa en la joven Salomé, llega al punto tal de querer conocerlo, los guardas y el ejercito real le advierten a la joven los peligros que corre, a ella no le importa, ella solo quiere ver al hombre que tan bien tienen custodiado en la cisterna. Tras los incansables y sensuales ruegos de Salomé, en la reja de la cisterna, el profeta Johanán aparece a los ojos de le bella princesa, con un aspecto desagradable, vestido con piel de camello y todo el desgaste que trae el vivir en una prisión.
En las pupilas de Johanán, se ven brillar las llamas de la fe. La pureza es algo que atrae a Salomé, como los cuervos a la carroña. Los labios castos de un hombre son una tentación irresistible, esa virginidad en el cuerpo, que no se confunde con inocencia, por lo contrario, Johanán es entendido y vivaz, un hombre maduro, pero puro de espíritu; es esa pureza la que Salomé quiere pervertir.
Los ruegos incesantes de la joven por besar los secos labios del profeta, despiertan una lascivia en el ambiente del palacio, y a la vez hace que el ángel de la muerte sacuda sus alas.
Lo excitante de la obra, es el personaje de Salomé, es esa mujer llena de erotismo, de vigor de sensualidad. Una de esas mujeres que es capaz de desviar con la mirada, de pervertir con el aliento. Una de las cosas curiosas en la obra, es que, aunque Johanán se muestre inmáculo como cualquiera de los santos, al lado de Salomé duda, con los solos diálogos, el lector puede ver como el profeta traga saliva ante las tentadoras ofertas de la princesa de Judea.
Es claro que Wilde se basó, no sólo en el relato bíblico contado en Marcos 5:6-22, sino también usa algunos textos del "Cantar de los Cantares", escrito por Salomón, para describir la belleza absoluta de Salomé, descripciones como: "¡Princesa, princesa. Tu que eres como la mirra, tu que eres la paloma de las palomas, no mires a ese hombre!" Cantarres 1:3. Y reflexiones del profeta Isaías, cuando Johanán dice: "Llamamos bueno a lo malo y malo a lo bueno", que se encuentra en Isaías 5:20. Aún así, la obra de Wilde es una amalgama entre lo santo y lo profano, la lucha constante entre el deseo y la santidad.
El momento culmine de la obra es cuando Salomé realiza el baile de los siete velos, desafortunadamente, las palabras no alcanzan a describir lo mágico y sensual que ocurre en ese momento, a mi manera de ver, también creo que el dramaturgo se queda corto para describir la escena, o pueda que su intención haya sido esa, dejar que la mente del lector vuele hasta lo más alto imaginándose una danza tan persuasiva que sea capaz de merecer la mitad de un reino.
Ahora, cabe aclarar que el relato bíblico nos cuenta que es la madre de Salomé, Herodías, quien persuade a su hija de pedir la cabeza de Juan, pero Wilde nos muestra, que es el deseo no correspondido lo que hace que la doncella cometer el homicidio, así, sin medir consecuencias, por el puro capricho de conseguir finalmente lo que quería, como lo anticipa la joven princesa al recibir la cabeza de Johanán en una bandeja de plata: "Segura estoy de que me hubieras amado; pues el misterio del amor es más profundo todavía que el misterio de la muerte."
Los ruegos incesantes de la joven por besar los secos labios del profeta, despiertan una lascivia en el ambiente del palacio, y a la vez hace que el ángel de la muerte sacuda sus alas.
Tiziano 1515 |
Es claro que Wilde se basó, no sólo en el relato bíblico contado en Marcos 5:6-22, sino también usa algunos textos del "Cantar de los Cantares", escrito por Salomón, para describir la belleza absoluta de Salomé, descripciones como: "¡Princesa, princesa. Tu que eres como la mirra, tu que eres la paloma de las palomas, no mires a ese hombre!" Cantarres 1:3. Y reflexiones del profeta Isaías, cuando Johanán dice: "Llamamos bueno a lo malo y malo a lo bueno", que se encuentra en Isaías 5:20. Aún así, la obra de Wilde es una amalgama entre lo santo y lo profano, la lucha constante entre el deseo y la santidad.
El momento culmine de la obra es cuando Salomé realiza el baile de los siete velos, desafortunadamente, las palabras no alcanzan a describir lo mágico y sensual que ocurre en ese momento, a mi manera de ver, también creo que el dramaturgo se queda corto para describir la escena, o pueda que su intención haya sido esa, dejar que la mente del lector vuele hasta lo más alto imaginándose una danza tan persuasiva que sea capaz de merecer la mitad de un reino.
Ahora, cabe aclarar que el relato bíblico nos cuenta que es la madre de Salomé, Herodías, quien persuade a su hija de pedir la cabeza de Juan, pero Wilde nos muestra, que es el deseo no correspondido lo que hace que la doncella cometer el homicidio, así, sin medir consecuencias, por el puro capricho de conseguir finalmente lo que quería, como lo anticipa la joven princesa al recibir la cabeza de Johanán en una bandeja de plata: "Segura estoy de que me hubieras amado; pues el misterio del amor es más profundo todavía que el misterio de la muerte."
Hay muchas cosas que se resaltan en la obra, que le dan un aire sobrenatural o mágico, como el lector lo quiera tomar, es decir, constantemente, en la obra se alaba la luna, como un símbolo nocturno que vaticina una tragedia llena pasión y muerte, "Parece una linda flor o de plata o una pequeña moneda. es fría y casta como una virgen, porque nunca se ha mancillado, entregándose a los hombres como las demás diosas" los toques de las estrellas en el cielo, el constante aleteo que solo pueden ver y sentir Herodes y Johanán, el ángel de la muerte.
Algo que me llama profundamente la atención, son los personajes del Joven Sirio, General de la guardía, y el Paje. Entre líneas, se puede leer la relación sentimental que estos personajes comparten. A mi manera de ver, estos personajes ponen un aire libidinoso en una noche calurosa, que acompañan a la perfección el estilo de vida de los emperadores romanos en medio de la ciudad santa. Esto personajes, me causan intriga, aun no me puedo imaginar la puesta en escena. Es decir, para realizar una obra como estas, se debe elegir el casting ideal, no cualquier actor o actriz podrían encarnar papeles como estos, pues personajes como estos, deben saltar a la vista con una vida muy cercana a los excesos, que en sus solos ojos, podamos ver el trasfondo pecaminoso que los acompaña.
HERODES: Tu hermosura me impresionó de manera extraordinaria... solo debería mirar al espejo, porque solo los espejos nos muestran la realidad.
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