EL DÍA EN QUE DIOS ME CREÓ
Es increíble que el día de hoy cumpla 21 años. 21 veranos han sofocado a la tierra desde mi nacimiento.
A mis 21 años he aprendido un par de cosas, la primera, es que Dios sí existe, es real y me creó; la segunda, que los sueños si se hacen realidad, las fantasías y deseos no, son solo eso, fantasías y deseos; la tercera, es que el AMOR es la fuerza más poderosa del universo, todo se mueve por él y para él, somos concebidos por el amor, y hacemos lo que hacemos por el amor, y la mayor parte de nuestras vidas estamos, esperando, buscando, manteniendo, reteniendo, descubriendo y redescubriendo este hermoso sentimiento, o más que sentimiento, es un estilo de vida; la cuarta, es que no puedes juzgar la experiencia del otro, ni juzgar la tuya propia partiendo de la del otro, es decir, no podemos juzgar el caminar de los demás porque no estamos en sus zapatos. Por lo demás, hay muchas cosas que creo saber, pero en verdad no sé, pues el pensamiento del hombre cambia constantemente.
Hace 5 años pensaba lo opuesto que pienso ahora, hace 8 años, JAMÁS pensé que estaría cumpliendo mi sueño, y hace 12 años, era inimaginable verme como me veo ahora. Conclusión: en 5 años es probable que refute lo que digo hoy.
Los 24 de enero son muy importantes para mí, es decir, es mi cumpleaños, es mi día, el día en que Dios me hizo único e irrepetible, el día en que Dios me formó, y en el que los cielos recuerdan que un 24 de enero de 1993 nació uno de los sueños más grandes e importantes de Dios, porque sé que eso es lo que soy, un sueño de Dios, por lo cual, eso me convierte en un soñador. Nací para ser grande y hacer grandes cosas, nací para vencer y no ser vencido, para ser sal de la tierra y luz en la oscuridad, nací para estar adelante y no atrás, nací para ser cabeza y no cola. Tengo claro mi propósito, nací para ser feliz.

A mis 21 años quiero agradecer por todos los 7565 días que he tenido de vida, y las 181560 horas que he pasado en las manos de Dios. A mis 21 años quiero decir que, el regalo más grande que Dios me pudo haber dado, fue la capacidad que tengo de amar.
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