No me destruyas, que aun te amo. Estas últimas noches he pensado mucho acerca de lo que hablamos. Si nos equivocamos o no, es cosa nuestra y de nadie más, es cosa del pasado. Estoy seguro de que no nos equivocamos, hicimos lo que teníamos que hacer, dijimos lo que teníamos que decir... somos lo que tenemos que ser.
No me destruyas, que aun es difícil acostumbrarme a que ya no estas más aquí, conmigo.
Si me preguntaran cual es el mejor recuerdo que tengo en la vida, diría: Aquella noche que viajamos y vimos las estrellas, te hice ver estrellas, estaba oscuro, pero la luz de tus ojos era suficiente para mi, estabas en mi regazo, te abracé la espalda y podía escuchar el palpitar de tu corazón. Nunca había sentido lo que sentí.
Siento que el tiempo pasa, y la distancia matan lo que algún día fue amor. No sé que es lo que va a pasar con nosotros, es decir, aprendimos a amar, a llorar, a sufrir, a vivir, a sentir... pero sobre todo a amar.
Días como hoy me doy cuenta que el corazón nunca olvida, que la piel y la carne recuerdan, que la mente desvaría y que los ojos no dejan de llorar. Días como hoy daría lo que fuera para que volvieras a mis brazos y volviéramos a hacer el amor como aquella noche, bajo la luna, bajo las estrellas. Días como hoy pienso que todas los males y las enfermedades del mundo pueden curarse si se hace el amor bajo las estrellas; que el temor, el odio, el rencor, la muerte y el amor tienen cura. No hay nada que no podamos vencer.
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