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lunes, 18 de marzo de 2019

Vista panorámica del siglo XX

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Análisis sobre la lectura “Vista panorámica del siglo XX” introducción del libro Historia del siglo XX por Eric Hobsbawm

            El siglo XX, en palabras de expertos historiadores, filósofos, antropólogos, científicos, escritores y músicos europeos, es el siglo más violento de la historia de la humanidad, marcado por dos grandes guerras que, aunque no todo el mundo haya participado en ellas, gran parte del mundo actual es hijo de esas guerras, además del impacto que causó en la sociedad  la descomposición y las crisis producto de la caída de la URSS. Por lo cual, es el propósito del escritor “comprender y explicar por qué los acontecimientos ocurrieron de esa forma y qué nexos existe entre ellos” al igual que la falta de memoria histórica que subyace en la mayoría de la actual generación. (Hobsbawm, 1995 p. 13).
Cuando Eric Hobsbawm afirma que “Somos parte de este siglo que es parte de nosotros” (Hobsbawm, 1995 p. 13) se refiere a que las nuevas generaciones, aquellas que nacieron después de 1980 y que hacen parte del nuevo milenio, olvidan su proceder y carecen de memoria histórica, ya que el producto cultural, social, económico y tecnológico provienen de sucesos un poco a la izquierda de la década de 1950 y que en 1962 el filósofo Marshall MacLuhan había predicho lo que hoy es el nuevo siglo “la aldea global” (Hobsbawm, 1995 p. 25) refiriéndose a las revoluciones de las telecomunicaciones y el transporte, donde cada vez existen menos  fronteras. Aun así, a pesar de los avances y las maravillas que se posee en la actualidad, el siglo XX ha dejado un sin sabor en la memoria de todos aquellos que lo vivieron.
Aunque para 1980 la mayor parte de personas viven mejor que sus padres, tienen una mayor esperanza de vida, tienen acceso de manera más fácil a la información y se pueden llamar alfabetizados; no se puede olvidar que 76 años atrás la población se enfrentaba al primer conflicto bélico que involucraba a la mayor parte de la población mundial. Como consecuencia, el 28 de junio de 1992 el presidente francés François Mitterrand realiza una visita a Sarajevo, uno de los escenarios de la Primera Guerra Mundial, en el cual se conmemoraba el aniversario del asesinato del archiduque de Austria-Hungría Francisco Fernando que desataría el inicio de la guerra y el derrumbe la civilización occidental del siglo XIX (Hobsbwam, 1995). Sin embargo, para muchos en 1992 la fecha y el suceso pasó desapercibido; sólo historiadores y supervivientes del suceso se darían cuenta del hecho histórico realizado por François Mitterrand, es aquí cuando Eric Hobsbawn afirma “La memoria histórica ya no está viva” (Hobsbawm, 1995 p. 13), por lo cual es menester de los historiadores recordar a los presentes de dónde venimos, aunque el futuro sea incierto, pues “El viejo siglo no ha terminado bien” (Hobsbawm, 1995 p. 26)
Cuando el 30 de enero de 1933 Adolf Hitler es proclamado canciller y Alemania entra en el totalitarismo por parte del nazismo, el mundo va a perpetrar el mayor genocidio jamás visto en la historia, el exterminio de una población y un saldo de 50 millones de personas muertas. Como consecuencia del nazismo en el poder estalla la Segunda Guerra Mundial y va a significar el momento más decisivo en la historia del siglo XX, pues representaría el suceso con mayor crecimiento económico en la época y provocaría el mayor impacto cultural y social, pues por primera vez se enfrentarían el capitalismo y el comunismo como enemigos irreconciliables y dejaría a Estados Unidos como el invicto vencedor “Estados Unidos (…) conquistaría el mundo durante el siglo XX” (Hobsbawm, 1995 p. 24) y pasaría a ser “El siglo americano” (Hobsbawm, 1995 p. 24), y ya no sería Europa quien trace los lineamientos políticos, sociales, económicos y culturales en el mundo, pues el viejo continente pasaría de “1/3 a 1/6 como máximo de la humanidad” (Hobsbawm, 1995 p. 24) y los Estados Unidos y el capitalismo mantendrían su preponderancia como potencia e ideología económica.
Además, es de vital importancia nombrar a otro de los protagonistas en esta segunda guerra y es la URSS que había surgido como superpotencia una vez terminada la guerra, pues fue un instrumento indispensable para derrotar a Hitler. Por un momento fugaz la URSS con su bando socialista abarcaría la tercera parte de la población mundial y su economía superaría la estructura capitalista (Hobsbawm, 1995). Sin embargo, la Guerra Fría y las revoluciones sociales pondrían punto final a la URSS y al socialismo. Es aquí cuando el escritor habla de las crisis y ésa tercera parte del tríptico que hace parte del siglo XX, pues la caída del socialismo soviético dejó consecuencias nefastas y sería el origen de una crisis mundial, paralela a la edad de oro económica que estaba atravesando Estados Unidos. “La crisis afectó a diferentes partes del mundo en formas y grados distintos, pero afectó a todas ellas”. (Hobsbawm, 1995 p. 19)
La caída de la URSS y el fracaso del socialismo dejarían como consecuencia inmediata “el desempleo masivo, graves depresiones clínicas y el enfrentamiento cada vez más encarnizado entre los mendigos sin hogar y las clases acomodadas” (Hobsbawm, 1995 p. 20). Paralelo a los sucesos de crisis surgen también nuevos avances tecnológicos provenientes de la potencia Norteamericana, y serían los Estados Unidos quien entrarían a marcar la pauta a nivel mundial, rompiendo fronteras y conectando al mundo.
En conclusión el siglo XX le mostró a la humanidad de todos los vejámenes que es capaz el ser humano y cómo éste mismo puede afrontarlos y vivir y con ellos; para después, desafortunadamente, olvidarlos.
Como este siglo nos ha enseñado que los seres humanos pueden aprender a vivir bajo las condiciones más brutales y teóricamente intolerables, no es fácil calibrar el alcance del retorno (que lamentablemente se está produciendo a ritmo acelerado) hacia lo que nuestros antepasados del siglo XIX habrían calificado como niveles de barbarie. (Hobsbawm, 1995 p. 23)
Finalmente, ése es el punto principal del autor, cómo el ser humano es capaz de olvidar sus hechos para luego repetirlos, cómo a pesar de que las nuevas generaciones tienen acceso ilimitado a la información hay una menor producción de conocimiento, y aun cuando más se pueden recordar los hechos que marcaron pauta en la sociedad, se tienen a olvidarlos.
¿Cómo explicar, pues, que el siglo no concluya en un clima de triunfo, por ese progreso extraordinario e inigualable, sino de desasosiego? ¿Por qué, como se constata en la introducción de este capítulo, las reflexiones de las mentes brillantes acerca del siglo están teñidas de insatisfacción y de desconfianza hacia el futuro? (Hobsbawm, 1995 p. 22)

Referente bibliográfico
            Hobsbawm, E.J. Historia del siglo XX. Trad. Juan Faci, Jordi Ainaud, Carme Castells. Barcelona: Crítica, 1995.


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