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lunes, 18 de marzo de 2019

La Fiesta de Cumpleaños

Titulo original: The Birthday Party
Autor: Harold Pinter
Género: Comedia / Teatro de lo absurdo
Año: 2005
País: Inglaterra
Idioma: inglés

Desnudos en nuestra habitación

            Cuando al dramaturgo inglés Harold Pinter le preguntaron la razón por qué sus personajes no profundizaban en ideas políticas o sociales, él respondió “ [Me ocupo de mis personajes] hasta el límite extremo de sus vidas, en donde ellos viven casi solo, es decir, en el momento que están de vuelta a sus habitaciones , enfrentados con el problema básico del ser” (Esslin, 1966 p. 230). Harold Pinter incursiona en el mundo de lo absurdo con su obra “La habitación”, donde explora con el carácter de una anciana sobreprotectora y maternal llamada Rose que atiende a su inerte marido Bert. Esta primera obra es fundamental para el dramaturgo, pues le daría paso a “La fiesta de cumpleaños”, obra en tres actos que cuenta la vida de una anciana Meg, dueña de una pensión en una casa cerca al mar. Meg, al igual que Rose, presenta una exagerada necesidad por complacer a su esposo Petey, siendo este mucho más aletargado que Bert. En su pensión se encuentra un único residente, Stanley, un hombre con un poco más de treinta años que ha hecho de esta casa su nuevo hogar. La obra se desarrolla en la sala de la pensión, cuando el día de cumpleaños de Stanley, llegan dos visitantes, Goldberg y McCann quienes organizan una fiesta de cumpleaños para Stanley, quien asegura que ese día no es su cumpleaños.
            Harold Pinter usa la vida de estos personajes para interiorizar en la esencia del ser humano y, expresar a través de situaciones cotidianas lo absurdo y fútil que pueden llegar a ser los comportamientos de la personas, y para esto es importante estudiarlos en su condición más vulnerable, cuando están sólos en la intimidad de sus hogares, donde pueden ser ellos mismos y pueden indagar dentro de sí. Por lo cual en el siguiente escrito se va enfocado a explicar ¿Cómo el comportamiento cotidiano se convierte en absurdo cuando la persona se encuentra en la intimidad de su hogar usando la obra “La fiesta de cumpleaños”?
            La obra comienza con el desayuno de Petey servido por su esposa Meg en la sala, donde Meg se muestra muy inquieta por saber cómo se encuentran sus cornflakes con leche o su pan tostado, además es maternal y sobreprotectora con su esposo, cuidando cada detalle a la hora de servir. Al igual que Beckett y Ionesco, Harold Pinter expone el problema del lenguaje, donde una pregunta ya no importa porque su respuesta carece de sentido.
            Meg: I thought they’d be nice (She sits at the table) You got your paper?
            Petey: Yes
            Meg: Is it good?
            Petey: Not bad.
            Meg: What does it say?
            Petey: Nothing much.
            Meg: You read me out some nice bits yesterday (Pinter, 1961 p. 9-10)
            No hace falta ser un genio para saber que hay un problema de comunicación, donde ni siquiera se sabe si se dice lo que hay que decir, o se dice otra cosa. La propuesta de Pinter es que en la actualidad, eso ni siquiera importa, y lo más gracioso es que, a quien interpela, tampoco le importa la falta de interés de su interlocutor, es como si ella no escuchara.
            Avanzando en el acto se presenta el personaje de Stanley, un señor de treinta y tantos que, aparentemente es pianista y que solía tocar grandes conciertos en el muelle, cerca a la pensión; vive con Meg y Petey hace más de un año y en todo ese tiempo nunca ha salido de la casa. Cuando Lulu, una chica que va a dejar un objeto macizo a la casa, lo invita a salir, él dice que el mejor lugar para ir es ninguno, y que sólo a ése lugar se dispondrá a salir con su acompañante.
            Stanley: Nowhere. Still, we could go
            Lulu: But where could we go?
            Stanley: Nowhere. There’s nowhere to go. SO we could just go. It wouldn’t matter (Pinter, 1961 p. 27). Para Martin Esslin, el problema de que Stanley no quiera salir de la casa o busque ir a ningún lugar, es porque el mundo exterior le aterra, los desconocidos le aterran, y es en esa pensión, donde se podría decir que “no lo conocen”, lejos de todo el mundo, es donde él ha encontrado refugio.  “Stanley sueña con una gira por el mundo. Pero resulta claro que está protegido contra un mundo hostil en el sórdido asilo de Meg” (Esslin, 1966 p. 218). Para el final del primer acto, llegan dos nuevos inquilinos Goldberg y McCann que junto a Meg van a organizar una fiesta de cumpleaños para el pianista. Con la llegada de estos inquilinos, Stanley se mantiene alerta, se muestra incómodo y le causan fastidio.El lector/espectador puede dilucidar que Stanley conoce a los hombres y que por eso no quiere que lleguen; sin embargo, Stanley dice que no puede conocerlos, pues ni siquiera conoce sus nombres y de seguro nunca los ha visto.
            En el segundo acto, ya con los nuevos inquilinos Stanley se muestra asustado, como un conejillo de indias acorralado que suplica que se vayan rápido del lugar. “Stanley: Staying here long?” (Pinter, 1961 p. 40). Pues por alguna extraña razón, ya que no es claro para el lector, los dos hombres conocen de algún lugar a Stanley y buscan llevárselo, además de encararlo con un fuerte interrogatorio sin sentido que raya en lo violento y podría pasar a lo brutal. Partiendo de este hecho, es pertinente decir que la obra tiene cierto aire misterioso y terrorífico, pues Pinter es capaz de generar cierta tensión entre los personajes, donde al parecer, ninguno se da cuenta de lo que está pasando; pero sin embargo, obran de acuerdo a su voluntad.
            Para el tercer acto, Meg sigue como la buena anfitriona que espera dar una buena fiesta; pero no se ha dado cuenta que su inquilino Stanley ha sido llevado por Goldberg y McCan en un auto negro.
            Meg: The car’s gone.
            Petey: Yes.
            Meg: Have the gone?
            Petey: Yes.
            (...)
Meg: Oh. Pause. It was a lovely party. I haven’t laughed so much for years. We had dancing and singing. And games. You should have been there. (...) I was the belle of the ball (...) I know I was. (Pinter, 1961 p. 90-91)
Ahora bien, se puede afirmar que la obra es una consecuencia del estado del hombre por la reprensión y la repetibilidad, es deicr, Meg obra como la perfecta ama de casa, un poco parecida a Winey de “Días felices” de Samuel Beckett, hay cierto aspecto perturbador en el personaje por intentar obrar de manera perfecta, como si no se diera cuenta que es lo que ocurre a su alrededor, ya que nadie es perfecto. Además, la repetición de un lenguaje sin sentido y una retórica que no lleva al ser humano a ningún lugar.
Por otra parte, de acuerdo a Martin Esslin, la obra es “Una alegoría de la muerte - el hombre arrebatado del hogar que se ha construido él mismo” (Esslin, 1966 p. 219). Esto, con la teoría de que el hombre no puede ser, pues el personaje de Stanley ha encontrado refugio del mundo exterior por más de un año en una acogedora pensión cerca al mar; pero es rapado por un par de desconocidos que le ponen entre paradojas como ¿Qué fue primero?. Es así como uno se pregunta ¿Acaso el hombre moderno no puede ser en la sociedad actual? De acuerdo a la obra, el hombre moderno está regido por una serie de comportamientos absurdos, con serios problemas en el lenguaje y con una necesidad insatisfecha por ser. Por lo cual, Pinter manifiesta en sus obras lo absurda que es la vida, no como un suceso fatalista; sino como un suceso que muestra una realidad carente de sentido, ya que la misma cotidianidad lo ha perdido. “Si la vida en nuestra época es básicamente absurda, cualquier representación dramática de la misma que presente soluciones (...) contiene forzosamente un elemento de hipersensibilidad, expurgada y estilizada, puede pretender ser comprensible” (Esslin, 1966 p. 231)
1945 le dejó un mensaje muy claro al mundo “Ningún lugar es seguro”, esto lo entiende muy bien Stanley, y si uno no puede estar seguro ni en la comodidad de su casa, mucho menos va a poder desarrollarse desde ahí. “La fiesta de cumpleaños” muestra cómo el hombre no puede ser, pues si uno no puede estar a salvo en su propio hogar, ¿Dónde más va a ser?
Bibliografía

Pinter, Harold. The Birthday Party and The Room, Two Plays by. New York, Grove Press, Inc, 1961
Esslin, Martin. El Teatro Del Absurdo. Barcelona, Editorial Seix Barral, 1966.
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