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lunes, 3 de julio de 2017

El Lugar

Autor: Mario Levrero
Género: Novela - Ciencia ficción
Páginas: 55
Año: 2000
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Para hacer esta reseña hay que pasar, como el mismo autor lo sugiere, por tres partes, y ver lo que la pluma de la palabra nos pinta conforme avanzamos cada capítulo. El autor nos muestra un mundo onírico como el de los sueños, pues cada paso del protagonista raya en lo absurdo y sale de cualquier tipo de lógica. Como impresión general es pertinente decir que el libro raya en lo subreal, en un constante sueño, en un cuestionamiento del por qué del lugar y cuál es el lugar.
Desde mi perspectiva el libro me hace preguntarme el por qué de donde habito, y si lo que me rodea es un constante faltante, pues en primera instancia el hombre se encuentra solo y termina solo para llegar a la conclusión de que está rodeado de gente porque está increíblemente solo.
El libro está dividido en tres partes, en la primera parte pensemos en volvernos locos, en repetir las mismas acciones una y otra y otra vez, en hacer lo mismo cada día todos los días. La monotonía de la vida es algo que de por sí ya encarcela a la mayoría de los seres humanos y la repetición continua de la misma acción puede llevar a tres cosas: A la perfección, al cambio o a la locura. Tomemos el caso que más nos agrada de los tres, la locura.
Mario Llevrero en su libro "El Lugar" nos empieza contando cómo un hombre despierta como de un mal sueño en una habitación vacía, oscura, cuadrada. Éste hombre no sabe cómo llegó ahí, lo último que recuerda es que iba a encontrarse con Ana, la que podría ser su novia para ir al cine; sin embargo, tiempo después y de una manera inexplicable aparece en esta habitación que tiene una puerta enfrente, podría ser la salida o la entrada, que para este caso la misma cosa son. Al abrir la puerta el hombre se encuentra con la misma habitación vacía, oscura, cuadrada y con la misma puerta, al abrir la puerta se encuentra con lo mismo, y así sucesivamente hasta que el hombre pierde conciencia del tiempo y del espacio. Sin embargo al pasar las habitaciones empieza a notar pequeños cambios, el primero es una paraje de personas pequeñas y regordetas, un poco esperpénticas, que se encuentran en una habitación amoblada, con un pequeño foco de luz que alumbra medianamente la habitación y con comida. El hombre hace una pequeña parada y decide avanzar, para encontrar lo mismo, una habitación vacía, oscura y cuadrada con la variación de una pareja similar, pero no igual a la anterior. Durante este proceso el hombre empieza a recordar a Ana, el por qué de su llegada a ese lugar y por qué las cosas pasan de la misma manera una y otra y otra vez. Como lector me sentí loco en esta primera parte del libro, impaciente y un poco fastidiado con la lectura al encontrar la repetición de las mismas acciones en el personaje. Sin embargo, el hombre empieza a notar otro cambio, cada puerta que el hombre cierra no puede volver a abrirla, y empieza a notar que entre más rápido avanza por las habitaciones, menos cambios empieza a ver entre una y una, por lo cual, decide observar más que pasa entre habitación y habitación, pero con la misma velocidad. Así, el hombre empieza a notar la aparición más frecuente de parejas, luego pasa a ver familias y jóvenes, todos con las mismas características y ninguno que hable su idioma o se preocupe en entender qué es lo que dice.
Avanzando por las habitaciones, estas empiezan a tener más mobiliario, como camas, mesas, sillas y personas. De manera objetiva esto es lo que describe el hombre, pero a mi modo de ver todas estas cosas siempre estuvieron ahí, lo que ocurre es que ahora se toma el tiempo para observarlo. En un punto de estas habitaciones el hombre encuentra a una muchacha llamada "Mabel", el hombre la llama así, porque es el sonido que le pareció entender cuando e preguntó a la joven su nombre. Ambos encuentran un túnel secreto detrás de las camas, un túnel estrecho que los lleva a la playa, un mar paradisíaco, pero con unas murallas enormes, el hombre lo denomina una gran represa, aquí nada con la joven Mabel, con la cual se despierta cierto erotismo en él y tiene unos deseos imperiosos de poseerla; sin embargo, la inocencia de Mabel lo aleja de todo pensamiento carnal. En la playa descubren que hay un par de túneles más que pueden ser explorados, aún así, el hombre y Mabel regresan a su mismo cuarto. Ahí mientras duermen, Mabel desaparece y el hombre vuelve a experimentar esos horribles deseos de enfermedad, soledad, fiebre y ansiedad. Así, lo días pasan y pasan con la misma monotonía de siempre, y el hombre buscando ver a Mabel de nuevo que, para esta parte del libro se ha fundido con la misma imagen de Ana,.
Finalizando la primera parte del libro, el hombre ve a otro hombre moribundo el cual causa cierta impresión, de igual modo, el hombre observa a lo largo de las habitaciones cadáveres, escombros y ratas, como si al abrir cada puerta encontrara otro desastre.
Para iniciar la segunda parte, el hombre busca incesantemente a Mabel, vuelve a la monotonía de las puertas, hasta que decide entrar en otro de los túneles para llegar a un selva. En esta selva se va a encontrar con otros personajes llamados Bermudez, el alemán, el francés, el farmaceútico y un alemán de verdad, pues el otro es uruguayo con ascendencia alemana. Aquí el hombre entra interacción con otras personas y comparte su experiencia de cómo llegó a ese lugar, al igual que los otros personajes, cada una de las historias es ridícula y fantástica a oídos de los otros, cada una con cierta peculiaridad que a nuestro protagonista le hace pensar si lo que ellos cuentan es tan ridículo como su propia experiencia personal. En esta selva el hombre va a asumir responsabilidades de guardia y exploración, siendo en una de estas cuando encuentran a otro de los personajes Alicia y más adelante un niño no mayor de siete años, que aunque no son la figura de madre e hijo, el autor los pone en esa situación. En esta selva/patio las cosas empiezan a pasar como un par de refugiados que convergen en el mismo lugar, cada uno trata de tomar una tarea en la comunidad, tareas como la caza y la vigilancia. En esta segunda parte hay un acercamiento entre el hombre y Alicia tras la llegada de una prostituta quien cuenta una historia igual de fantástica a la de los demás, estaba en café bar mientras se dirigía al baño y al abrir la puerta encontró este patio y a estas personas. Por la llegada de la prostituta quien se hace llamar Silvia, Alicia decide dormir con el hombre y el niño fuera de la tienda de campaña en un mismo lugar.
Más adelante, cansado de la monotonía y en busca de avanza o encontrar la salida del lugar, el hombre decide partir por una de las puertas, a esta aventura se le suman Alicia y el niño que en el transcurso de la caminata terminan relacionándose afectivamente. Al cruzar la puerta, el hombre y sus acompañantes se encuentran un largo pasillo que va a llevarlos a una casa de campo que tiene una huerta y dos gallinas atadas con un hilo a un palo. El hombre usa esta casa para descansar, meditar y encontrarse consigo mismo; sin embargo, piensa constantemente en una salida, por lo cual, decide abandonar a Alicia y el niño para seguir su camino sólo. En esta segunda parte el hombre se ocupa de redactar su viaje en una pequeña bitácora y usa su cuerpo y su rostro como muestra de todo lo que ha pasado y de todo el tiempo que ha transcurrido, siguen pensando en Ana y en volver a su realidad.
En la tercera y última parte el hombre decide seguir un camino que de repente se transforma en calle y luego en ciudad, en esta ciudad ve a mucha gente que habla diversos idiomas y, entre la multitud, ve a Ana. El hombre grita su nombre, Ana entra a un hotel, él la sigue y ve que los policías no están vestidos de policías, sino de túnicas blancas, que afuera del hotel se escucha un fuerte tiroteo. Él decide esconderse en el tercer piso, se toma una ducha y se acuesta en la cama, de repente entra Ana, pero al acercare se da cuenta que  no es ella, sino una mujer cualquiera que empieza a desvestirse delante de él, el hombre iracundo la golpea y la saca de la habitación. Luego sube al quinto piso y se encuentra con una mujer obesa, que lo seduce y busca tener sexo con él, al hombre le da tanto asco de la mujer gorda que se vomita encima de ella y logra huir del hotel. Siguen los disparos y los policías vestidos de túnicas blancas lo sacan y lo tiran a la calle que ahora tiene mucha niebla y una superficie pedregosa. Finalmente, caminando por esa calle llega a su casa, la cual encuentra fría, triste y lúgubre, como las habitaciones del principio, se pregunta el por qué no llama a Ana o a sus amigos, y se da cuenta que ellos son la muestra incesante de su soledad y abandono.
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