Poca cosa. Nada. Vivir es lo contrario de amar... Calígula. Albert Camus
Una vez escuché: "Somos unos animales enajenados en esta putrefacta sociedad". Estamos acostumbrados a un "producto" de amor que nos han vendido, a la fidelidad, a un príncipe azul, a una princesa atrapada en una torre,
El amor me hace respirar, me hace vivir, no pide aprobación ni consentimiento, no es egoísta, ni único, no es de uno solo, puedo ser de dos, de tres, de cuatro, de cinco, de miles y de uno.
Algún día amé, y me dolió y creí que nunca más volvería a amar, luego me dí cuenta que el amor todo lo sufre, todo lo perdona, todo lo soporta. Todo en su totalidad del todo y absoluto. Es algo que trasciende el tiempo y el espacio y sigue cuando ya nada más puede seguir. Es allá donde se van los pensamientos y las almas de los vivientes.
El amor no puede ser una cosa mediocre que se conforma con lo que hay. El amor es eso que nos hace aguantar más, soportar más, creer más, luchar más, ir más allá. Ir donde nadie ha ido. El amor no puede ser mediocre ni conformarse con cualquier cosa, desafía al destino y en ocasiones hasta al mismo Dios.
El amor nos hace ver lo que no se ve. Y aunque todo mi discurso sea romántico y reiterativo, y no diga nada nuevo de lo que no se haya dicho antes, y lo escriba de tiempo en tiempo, mientras llego a nueva y más elevada conclusión. Es mi deber decir la verdad, y la historia de los siglos, de tiempo atrás no se equivoca. Lo dicho por los sabios griegos como Platón, en su "Banquete del amor" no se equivoca, lo dicho por poetas y eruditos mundiales, escritores, políticos y gobernantes, señores, reyes, artistas, músicos, y cualquier persona en general con un corazón latiendo, dirá lo mismo. Exactamente lo mismo, así sea por una sola vez es su vida. Dicha persona acudirá a la frase reiterativa del amor, y se harpa preguntas similares así sea o no sea un militante en el devenir romántico de las emociones y el sentimentalismo vano. Todos caeremos por una, o varias, o muchas o siempre en las flechas de cupido, o en las redes del amor. Todo ser humano nace con una capacidad de amar infinita, depende del individuo si la desarrolla o no, pero es como nuestro cerebro, depende de nosotros lo que hagamos con él.
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El amor me hace respirar, me hace vivir, no pide aprobación ni consentimiento, no es egoísta, ni único, no es de uno solo, puedo ser de dos, de tres, de cuatro, de cinco, de miles y de uno.
Algún día amé, y me dolió y creí que nunca más volvería a amar, luego me dí cuenta que el amor todo lo sufre, todo lo perdona, todo lo soporta. Todo en su totalidad del todo y absoluto. Es algo que trasciende el tiempo y el espacio y sigue cuando ya nada más puede seguir. Es allá donde se van los pensamientos y las almas de los vivientes.
El amor no puede ser una cosa mediocre que se conforma con lo que hay. El amor es eso que nos hace aguantar más, soportar más, creer más, luchar más, ir más allá. Ir donde nadie ha ido. El amor no puede ser mediocre ni conformarse con cualquier cosa, desafía al destino y en ocasiones hasta al mismo Dios.
El amor nos hace ver lo que no se ve. Y aunque todo mi discurso sea romántico y reiterativo, y no diga nada nuevo de lo que no se haya dicho antes, y lo escriba de tiempo en tiempo, mientras llego a nueva y más elevada conclusión. Es mi deber decir la verdad, y la historia de los siglos, de tiempo atrás no se equivoca. Lo dicho por los sabios griegos como Platón, en su "Banquete del amor" no se equivoca, lo dicho por poetas y eruditos mundiales, escritores, políticos y gobernantes, señores, reyes, artistas, músicos, y cualquier persona en general con un corazón latiendo, dirá lo mismo. Exactamente lo mismo, así sea por una sola vez es su vida. Dicha persona acudirá a la frase reiterativa del amor, y se harpa preguntas similares así sea o no sea un militante en el devenir romántico de las emociones y el sentimentalismo vano. Todos caeremos por una, o varias, o muchas o siempre en las flechas de cupido, o en las redes del amor. Todo ser humano nace con una capacidad de amar infinita, depende del individuo si la desarrolla o no, pero es como nuestro cerebro, depende de nosotros lo que hagamos con él.
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